¿Cómo pueden los Cristianos Beneficiarse del Estudio de la Torá y el Talmud?
Es posible que el título de este estudio le haya
causado curiosidad, y posiblemente quisiera saber la respuesta a dicha
pregunta. Pero, ¿no es la Torá (Génesis a Deuteronomio) algo
judío? ¿Y no es el Talmud una colección de comentarios
rabínicos escritos como doscientos años luego del tiempo de Yeshúa (Jesús)?
Si es así, ¿por qué le interesaría a un cristiano bíblico saber acerca de lo
que dijeron unos rabinos y estudiosos judíos? Quizás usted tema que sus amigos
cristianos se preocupen si comienza a estudiar antiguos escritos judíos, o que
sus amigos judíos se ofendan porque le interese conocer más acerca de “sus
cosas.” Permítame sugerirle cuatro razones por las cuales los cristianos
podríamos beneficiarnos del estudio de la Torá y el Talmud.
1. Comprender Mejor la Biblia en su Totalidad
La palabra Torá viene de la raíz ‘yará’, una antigua
palabra hebrea que significa disparar una flecha y dar en el centro del blanco.
En su sentido bíblico, ‘torá’ se refiere a las instrucciones que nuestro
Dios amoroso dio sobre cómo vivir de manera apropiada para que “demos al
blanco.” Los primeros cinco libros de la Biblia a veces son conocidos por su
nombre griego de “Pentateuco,” y también son referidos por muchos judíos y
cristianos como “los Libros de Moisés.” El nombre más adecuado para ellos es Torá,
porque contienen las primeras instrucciones que Dios dio a Su pueblo sobre cómo
vivir en armonía con Su voluntad.
Sin embargo, ‘Torá’ es frecuentemente
traducido en nuestras Biblias como “Ley.” En la versión de Reina-Valera 1909,
las palabras “ley” y “leyes” aparecen 526 veces, 299 en el más Antiguo
Testamento, y 227 en el más Nuevo. Entre la palabra “amor,” ”amar” y
“misericordia,” encontramos casi esa misma cantidad de referencias, lo que
implica que es tan importante conocer la perspectiva de Dios en torno a Su ley
como sobre Su amor.
Posiblemente muchos de los versos que contienen la palabra “ley” podrían
interpretarse de una manera distinta a la tradicional. Por ejemplo, veamos dos
versos: “¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que
andan en la ley del SEÑOR!” (Sal. 119:1, LBLA). “El que aparta
su oído para no oír la ley, su oración también es abominable”(Prov. 28:9,
R/V 1909). En ambos pasajes, como en muchos otros a través de toda la Biblia,
la palabra original en hebreo realmente es “Torá,” y se
refiere al conjunto completo de enseñanzas que encontramos en los Libros de
Moisés, en vez de un selecto grupo de mandamientos u ordenanzas.
La traducción al griego de “ley” es ‘nomos,’ la que es utilizada
mayormente en el más Nuevo Testamento según el significado amplio de Torá, representando
toda la Escritura. En Mateo 5:17, Yeshúa dice: “No
penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para
abolir, sino para cumplir.”
En los tiempos de Yeshúa, lo que
oficialmente se consideraba como “Escritura” eran los cinco libros de la Ley,
una colección de libros proféticos y salmos. Algunos siglos después, se
estableció el canon de las Escrituras Hebreas en tres divisiones:
- la Ley – los libros de Moisés, llamados ‘Torá,’
- los Profetas – los libros proféticos, como
Isaías, llamados ‘Nevi’im,’
- los Escritos – el resto de los libros, como
los Salmos, llamados ‘Ketuvim.’
Cuando Yeshúa hizo Su declaración
en Mateo de que no había venido para abolir la Ley o los Profetas, estaba declarando
que no vino a destruir ni contradecir parte alguna de las Escrituras hebreas,
sino para cumplirlas e interpretarlas correctamente. Por esa razón, nuestra
primera razón para estudiar la Torá es simplemente para
entender mejor la Biblia en su totalidad, tanto el más Antiguo Testamento como
el más Nuevo.
2. Comprender Mejor a Yeshúa y Sus
Discípulos
El segundo beneficio que podríamos obtener al estudiar la Torá es
comprender mejor a Yeshúa y Sus discípulos. La Escritura que
se estudiaba y se citaba en aquel tiempo era gran parte de lo que hoy día
conocemos como el Antiguo Testamento. La Biblia judía más modernamente se
refiere a ella como la ‘TaNaJ’, un acróstico
de las tres partes: Torá - la Ley, Nevi’im -
los Profetas, y Ketuvim - los Escritos. (El
sonido de la “K” en “ketuvim” es pronunciada fuertemente porque está al
principio de una palabra, pero se pronuncia como la “j” raspada cuando se
encuentra al final de una palabra, como en “TaNaJ”.)
Desde tiempos antiguos, los libros de Moisés fueron considerados como los de
mayor importancia entre toda la Escritura, y son los más estudiados. Cuando Yeshúarefutó
a Satanás al ser tentado en el desierto (Lucas 4), citó una porción de la Toráen
nuestro libro de Deuteronomio.
Durante tiempos de Yeshúa, los saduceos solamente aceptaban la Torá como
escrituras sagradas, diferenciándolos de los fariseos, quienes también
aceptaban otros libros, como los proféticos y los salmos. Los varones judíos
primero estudiaban el libro de Levítico y luego el de Deuteronomio, llamados BeMidbar (“en
el desierto”) y Devarim (“las palabras”) en hebreo.
Típicamente, memorizaban ambos libros, o por lo menos grandes porciones de
ellos. ¿Qué pensamientos habría tenido Yeshúa de niño cuando
estudiaba sobre el sistema sacrificial o las leyes sacerdotales? ¿Estaba
conciente de que cumpliría con los requisitos sacrificiales, y que el autor de
Hebreos luego se refería a Él como “el gran Sumo Sacerdote”? “Teniendo,
pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios,
retengamos nuestra fe” (Heb. 4:14).
Cuando Yeshúa estudiaba Deuteronomio, ¿sabía que algún día
Satanás utilizaría esos mismos versos contra Él en el desierto?
- “Jesús le respondió: Escrito está: "NO
SÓLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE." (Luc. 4:4).“Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te
alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para
hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo
lo que procede de la boca del SEÑOR” (Deut.
8:3).
- “Respondiendo Jesús, le dijo: Escrito está:
"AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y A ÉL SÓLO SERVIRÁS" (Luc. 4:8). “Temerás sólo al
SEÑOR tu Dios; y a Él adorarás, y jurarás por su nombre” (Deut.
6:13),
- “Respondiendo Jesús, le dijo: Se ha dicho:
"NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS" (Luc.
4:12). “No tentaréis al SEÑOR vuestro Dios, como le tentasteis en
Masah” (Deut. 6:16).
Obviamente, si estudiamos las mismas Escrituras que Yeshúa estudió,
memorizó y citó, podremos conocer Sus enseñanzas a un nivel más profundo y
significativo. No es sólo crucial para comprender las palabras de Yeshúa,
sino también para comprender el resto del más Nuevo Testamento. El Espíritu
Santo utilizó al apóstol Pablo para escribir una cantidad mayor de páginas del
más Nuevo Testamento que cualquiera otra persona. Pablo se describió de la
siguiente manera: “Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero
criado en esta ciudad, educado bajo Gamaliel en estricta conformidad a la ley
de nuestros padres, siendo tan celoso de Dios como todos vosotros lo sois hoy” (Hech.
22:3).
Para tener la mejor comprensión posible de los
escritos de Pablo, debemos conocer cuál fue su educación y las muchas
referencias que hizo al Antiguo Testamento y costumbres judías. A veces se dice
que Pablo escribió en contra de la Ley, pero veamos otras citas de su Carta a
los Romanos:
- “¿Anulamos entonces la ley por medio de la fe?
¡De ningún modo! Al contrario, confirmamos la ley” (Rom. 3:31).
- “¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De
ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no
hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la
codicia, si la ley no hubiera dicho: NO CODICIARÁS” (Rom. 7:7).
- “Así que la ley es santa, y el mandamiento es
santo, justo y bueno” (Rom. 7:12).
- “Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy
de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena” (Rom. 7:16).
¿Realmente podremos comprender las epístolas de
Pablo si no comprendemos el contexto y sus implicaciones cuando se refería a la
Ley?
Antes de la destrucción del Templo en el año 70
d.C., la mayoría de los conocimientos y comentarios se transmitían oralmente.
Un maestro discipulaba a otro, quien a su vez retransmitía la información que
había memorizado. En los siglos subsiguientes a la destrucción del Templo, gran
parte de la riqueza de ese conocimiento, debate y discusión fue redactada en
una serie de tomos, los que componen el Talmud. Esa palabra
proviene de la raíz en hebreo ‘lamad,’ y es la base para las
palabras tanto “enseñar” como “aprender.”
La redacción de la tradición oral por medio del Talmudocurrió
entre los años 100 a 500 d.C., y contiene muchas de las enseñanzas y
discusiones que circulaban durante los tiempos de Yeshúa. Preserva
algunos de los debates entre los discípulos de dos rabinos famosos que vivieron
un poco antes deYeshúa, Hillel y Shammai. De manera general, Hillel
era más liberal y flexible, mientras que Shammai era más conservador y
estricto.
Yeshúa a veces
defendía la posición de uno, y luego la del otro. Cuando en Mateo 19 Sus
discípulos le preguntaron acerca del divorcio, ellos querían saber si iba a
tomar el lado de la escuela más flexible de Hillel, quien permitía el divorcio
casi por cualquier razón, o el del más estricto Shammai, quien tenía muchas
restricciones al respecto. En esa área, la opinión de Yeshúa se
parecía más a la escuela de Shammai. Pero luego, cuando en Mateo 22 le
preguntan, “¿cuál es el mayor mandamiento?”, Yeshúa dio una
respuesta casi idéntica a la del rabino Hillel, según registrada en el Talmud. Por
eso, al leer esos debates en el Talmud, casi podríamos imaginar la
manera en que Yeshúa y Sus discípulos hablaban y discutían las
Escrituras. Ese estilo de debate y discusión todavía es utilizado hoy día
cuando los judíos estudian las interpretaciones rabínicas sobre pasajes de laTorá.
El más Nuevo Testamento está lleno de referencias
al compendio de enseñanzas y comentarios rabínicos del Talmud. Por
ejemplo, 1Cor. 10:4 dice: “y todos bebieron la misma bebida espiritual,
porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo.” ¿Se
ha preguntado usted alguna vez a qué roca se refería Pablo? El Talmud dice
que entre el tiempo en que Moisés golpeó la roca en Horeb para producir agua
(Éx. 17:6) y la muerte de Miriam (Éx. 20:1), esa roca “seguía a los hijos de
Israel a través del desierto y les suplía agua cada día” (Taanis, 9a y Bava
Metizia, 86b). Fuese o no literal esa roca rodante, el Talmud nos
ayuda a comprender muchas de las referencias y conceptos mencionados en el más
Nuevo Testamento.
Los anteriores rabinos y maestros judíos, cuyos
comentarios se encuentran en elTalmud, amaban profundamente al
Señor y la Palabra, y nos pueden ser de bendición para comprender mejor las
Escrituras. A veces podríamos estar de acuerdo con sus interpretaciones, o en
otras no estarlo, pero siempre nos estimularán a pensar más profundamente, ayudándonos
a discernir mejor las instrucciones de Dios para que nuestra vida alcance mejor
el centro del blanco. Es muy típicamente hebraico el debate de textos bíblicos,
así que siéntase libre para participar en ello.
3. Practicar Mejor lo que Predicamos
Una tercera manera en que nos beneficiará el
estudio de la Torá y el Talmud es que
podremos ser mejores practicantes de lo que dice la Biblia, incluyendo lo que
enseña el más Nuevo Testamento. Los cristianos creemos en la autoridad divina
de toda la Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis. Permítame compartir lo que
dos de las principales denominaciones declaran respecto a la autoridad de las
Escrituras. La oficial Declaración de Fe y Mensaje de la Iglesia Bautista del
Sur dice:
“La Santa Biblia fue escrita por hombres
divinamente inspirados y es la revelación de Dios al hombre sobre Sí mismo. Es
un perfecto tesoro de instrucción divina. Tiene a Dios como su autor, la
salvación como su fin, y la verdad, libre de cualquier error, como su materia.
Por lo tanto, toda la Escritura es totalmente verdadera y confiable. Revela los
principios por los cuales Dios nos juzga y, consecuentemente, continuará siendo
hasta el final del mundo el verdadero centro de unión cristiana y el estándar
supremo por el cual toda conducta humana, credo y opinión religiosa deba ser
juzgado. Toda la Escritura es un testimonio para Cristo, quien es el foco de la
revelación divina.”
La Declaración de Fe de las Asambleas de Dios
respecto a la infalibilidad de las Escrituras dice: “Nosotros creemos… que las
Escrituras son inspiradas por Dios, y declaran Su diseño y plan para la
humanidad.”
La mayoría de los libros de apologética cristiana,
que significa la defensa de la fe, dedican mucha atención al tema de la
creación, según la encontramos en Génesis. Pero para el cristiano común, el
estudio de los primeros 39 libros de la Biblia es de relativa poca importancia.
Si decimos que la Biblia es Palabra de Dios de principio a fin, tomemos el
tiempo para estudiarla desde el principio: desde la Torá y los
demás escritos hebreos. No solamente seremos bendecidos, pero comprenderemos
cómo aplicar las enseñanzas de Dios de manera más profunda. Tendremos mayor
comprensión sobre lo que Yeshúa nos enseñó, y podremos beber
más plenamente de la fuente de la verdad revelada de Dios. “Por eso,
cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho
esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado” (Juan
2:22).
4. Estableceremos Mejor Diálogo con Nuestros Amigos
Judíos
La cuarta y última razón por la cual animo a los
cristianos para que estudien la Torá y el Talmud es
para que aprendan a desarrollar unas relaciones y un diálogo significativo con
sus amigos y vecinos judíos. Las ignorancias y los prejuicios que tenemos sobre
los judíos nos hacen susceptibles a creer una gran cantidad de mentiras
antisemitas. Es difícil que desarrollemos un trato con alguien que no
conocemos, o con alguien de quien tenemos un concepto equivocado. La Iglesia
tiene una gran deuda con el judaísmo. Muchas de nuestras prácticas
eclesiásticas, como el cántico de alabanzas o la lectura de la Biblia
públicamente, como el bautismo de creyentes o la enseñanza bíblica a niños,
eran prácticas previamente judías. Además, nuestra Biblia, nuestra herencia
espiritual, nuestro Mesías, y los primeros discípulos y apóstoles son
originalmente judíos. ¿No es tiempo de que comencemos a explorar nuestras
raíces judías y apreciemos a quienes las cultivaban?
Cierto tiempo después del exilio babilónico, los
judíos desarrollaron un plan para leer toda la Torá en un año.
Sí, esos planes cristianos para leer toda la Biblia en un año han sido tomados
del judaísmo. Inicialmente, ese sistema variaba de sinagoga en sinagoga, pero
durante la época cuando fue redactado el Talmud, el itinerario fue
estandarizado. Hoy día, todas las sinagogas alrededor del mundo estudian y
discuten los mismos pasajes de la Torá cada semana.
Si usted está interesado en aprender más acerca de
la Torá y el Talmud, puede escuchar un refrescante
devocional basado en la lectura semanal de la Torá en nuestro
‘website’ de Estados Unidos (audio en inglés). Puede visitar la página
internacionalwww.bridgesforpeace.com , procure la bandera de Estados Unidos a la mano derecha, y
seleccione la frase “Torah Devotional.”
Le invito a que camine conmigo cuando estudiamos la Torá y
el Talmudrespecto a las primeras Palabras de Dios a la humanidad.
Juntos podremos explorar nuestra rica herencia hebraica y aprenderemos más de
Dios y Su voluntad respecto a nuestras vidas.
Por Jim Solberg, Director Nacional - Puentes para la Paz de Estados
Unidos
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