Una oración corta



En un hotel, una joven empleada para hacer la limpieza conversaba con un cliente, quien le hizo una pregunta poco frecuente:
–Señorita, ¿usted ora?
–Pero señor, aquí hay tanto trabajo que apenas tenemos tiempo para comer, ¿cómo quiere que aún tenga tiempo para orar?
–Bueno, pues voy a enseñarle una oración muy corta; sólo tiene dos palabras: ¡Señor, sálvame! Esta oración se encuentra en la Biblia, en el evangelio según Mateo capítulo 14 versículo 30. Intente decirla una vez por la mañana y otra al finalizar el día. 
La joven se lo prometió.
Algunos meses después nuestro amigo regresó a ese hotel y se enteró de que la joven había dejado su empleo. Entonces pidió su dirección y fue a visitarla.
–Ah, señor, dijo la joven cuando reconoció a nuestro amigo. ¡Si supiera el efecto que tuvo su oración! Durante dos semanas la repetí mecánicamente cada mañana y cada noche, como se lo había prometido, pero luego me pregunté qué querría decir.
Como usted me dijo que estaba en la Biblia, conseguí una. Esta lectura me enseñó dos cosas: primero, que efectivamente necesitaba ser salva y, más tarde, que Jesús me había salvado. Ahora no puedo hacer la misma oración porque ya fue contestada. Todas las mañanas y noches digo: Señor, gracias por haberme salvado.


(Jesús dijo:) Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Mateo 7:7-8

El Señor… no habrá desechado el ruego de ellos. Salmo 102:16-17



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