Una buena pregunta mal formulada
Para
muchas personas, el hecho de saber si serán salvas o estarán perdidas
eternamente no presenta ningún interés. Pero toda persona que toma conciencia
de su culpabilidad ante Dios se hace una pregunta fundamental: ¿Qué debo hacer
para ser salvo? Esta preocupación es buena en sí misma.
Esta fue la pregunta que hizo el funcionario de la cárcel de Filipos a Pablo y
Silas, a quienes debía vigilar: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos
16:30). Un intérprete de la ley hizo la misma pregunta a Jesús: “Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?” (Lucas 10:25); lo mismo preguntó
un joven rico y piadoso: “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna?” (Marcos 10:17).
Sin embargo, todas estas preguntas estaban mal formuladas, pues esos hombres querían
hacer algo para así heredar la vida eterna como recompensa a sus obras. Pero el
hombre no puede hacer nada para obtener su salvación, excepto creer que todo
fue hecho: mediante su sacrificio en la cruz, Jesucristo nos consiguió una
redención eterna, sufriendo en nuestro lugar el juicio de Dios por nuestros
pecados. “Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”
(Hebreos 10:14). Esta ofrenda, que satisfizo plenamente a Dios, fue “hecha una
vez para siempre” (Hebreos 10:10). Antes de morir, Jesús pronunció en la cruz
estas palabras definitivas: “Consumado es” (Juan 19:30).
(Jesucristo hizo) la paz
mediante la sangre de su cruz. Colosenses 1:20
Habiendo efectuado la
purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra
de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:3
Comentarios
Publicar un comentario