EL SINAÍ HABLA


Una de las metas esenciales de Puentes para la Paz es ayudar a los cristianos para que comprendan más claramente las raíces bíblica-hebraicas de su fe. Procuramos eso por una variedad de formas. Nuestros Estudios de Israel y otro material impreso, presentaciones por nuestros Representantes a grupos cristianos locales y otras actividades, además de conversaciones de uno en uno son algunos de nuestros métodos para estimular dicha comprensión.

Este mes, le queremos presentar una nueva herramienta que recientemente hemos producido: Sinai Speaks [El Sinaí Habla], un libro de meditaciones escrito por Dr. Jim Solberg, el Director Nacional de la Oficina de Puentes para la Paz en Estados Unidos. (La porción a continuación es la única que se ha traducido al español hasta el momento.) Nos emociona el potencial que tiene este libro para fomentar la comprensión cristiana sobre sus fundamentos de fe.

¿Cuál es su libro favorito de la Biblia? Probablemente no sea Levítico ni Números. ¿Qué imágenes le vienen a la mente cuando piensa en los libros de Génesis o Éxodo? ¿Piensa usted que la antigua historia relatada en los primeros cinco libros de la Biblia son relevantes para su vida hoy día? Por miles de años el pueblo judío fielmente ha leído la totalidad de esas Escrituras cada año, cumpliendo con el mandato de Dios: “Este Libro de la Ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito” (Josué 1:8a). ¿Estaremos desperdiciando la oportunidad de crecer en nuestra fe si ignoramos ciertas Escrituras porque nos parecen aburridas o insípidas? Por lo tanto, le quiero retar para que deje a un lado cualquier idea preconcebida y considere las siguientes meditaciones sobre la Torá.

Términos Específicos


Si le pidieran definir la palabra Torá, ¿cuál sería su respuesta? Podría decir que son los primeros cinco libros de la Biblia, o que es sinónimo con la Ley. El idioma hebreo provee una comprensión más rica y precisa. En hebreo, la palabra torá se traduce como “enseñanza, instrucción o dirección.” La raíz del sustantivo torá es el verbo yará, que significa “señalar” o “demostrar.” Así que cuando hablamos de la Torá, esencialmente hablamos de la instrucción o enseñanza de Dios a Sus hijos. ¿No es eso algo que todos necesitamos?

A medida que emprenda este estudio de la Torá, podría encontrar muchos otros términos que no conoce. Como puede imaginar, la mayoría son términos hebreos.

Midrash: La palabra viene de una raíz hebrea que significa “estudiar, buscar o investigar.” Un midrash es una historia imaginativa basada en incidentes de las Escrituras con la intención de proveer una lección moral.

Parashá: Significa “porción,” y en este contexto se refiere a una sección de la Torá.

Talmud: Es un comentario rabínico sobre la tradición judía y las Escrituras Hebreas.

Tanaj: Escrituras desde Génesis a Malaquías. El nombre Tanaj corresponde a un acrónimo de la primera letra hebrea de cada una de las tres subdivisiones tradicionales: Torá (Ley), Nevi’im (Profetas) y Ketuvim (Escritos).

Escritos Apostólicos: Para muchos lectores de la Biblia, los términos “Antiguo” y “Nuevo” Testamento tienen una connotación negativa, pero ha sido difícil encontrar una terminología que los sustituya efectivamente. En este libro, hemos escogido un lenguaje que es cada vez más común entre los eruditos bíblicos modernos. Nos referiremos al “Antiguo Testamento” como la Tanaj y al “Nuevo Testamento” como los Escritos de los Apóstoles.

Una Semana en el Desierto


Le queremos invitar a dar un vistazo a esta asombrosa colección de meditaciones diarias. Sinai Speaks [El Sinaí Habla] contiene cinco secciones, una para cada libro de la Torá, y luego se subdividen para completar 52 semanas. Cada sección, como también cada lectura de esa semana, lleva un nombre en hebreo que usualmente proviene de la primera palabra o palabras de esa porción. Por ejemplo, Éxodo comienza con las palabras “Estos son los nombres” (Éx. 1:1); y por lo tanto, el nombre de esa porción es Shemot, que quiere decir “Palabras.”

Aunque la comunidad judía lee la parashá correspondiente a esa semana del año en orden consecutivo, le ofrecemos aquí la porción llamada Ki Tisá, o “Cuando tomares...,” que son las primeras palabras en Éxodo 30:12 (versión Reina Valera). Por lo tanto, tomemos un vistazo atrás en el tiempo, pasemos una semana en el desierto con Moisés y los israelitas, y descubramos cuán relevantes son sus experiencias para nuestros propios días.

Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Día Uno: Éxodo 30:11-31:17

“El SEÑOR habló además a Moisés diciendo: ‘Mira, he llamado por nombre a Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá. Y lo he llenado del Espíritu de Dios en sabiduría, en inteligencia, en conocimiento y en toda clase de arte, para elaborar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en el labrado de piedras para engaste, y en el tallado de madera, a fin de que trabaje en toda clase de labor.” (Éx. 31:1-5).

Este pasaje contiene dos verdades claves para nosotros en la actualidad. Primero, la verdad más obvia: que todos los dones y talentos vienen del Señor y que nos han sido dados para un propósito específico. No hay necesidad de sentirnos avergonzados si carecemos de cierto talento, ya que Dios mismo escogió cuáles dones nos iba a dar. Y no hay necesidad de esconder un talento o cubrirlo con modestia falsa, porque quien merece toda la gloria no somos nosotros, sino Dios. Nos ha dado destrezas especiales a cada cual para cumplir la tarea que nos ha sido encomendada.

No debemos desperdiciar los talentos, sino que debemos usarlos en Su servicio. Este principio viene con una “válvula de control de humildad.” Mientras mayor sea el don o talento, mayor es la expectativa de que lo usemos para Sus propósitos. En un mundo caído y pecaminoso, ninguno realmente usa todos los talentos al máximo potencial en su servicio de Dios. Incluso, ninguno carece de un don o talento del Señor para usarlo en Su servicio y para Su propósito. Pero la verdadera medida de éxito no es lo que uno produce, sino cuán fielmente usa lo que le ha sido dado.

La segunda verdad escondida en este pasaje es que Dios a menudo bendice a una familia entera con dones para Su servicio. Bezalel, artesano principal, fue el nieto de Hur. En los capítulos 17 y 24, leemos que Hur era uno de los asistentes de Moisés, junto con Aarón. Dios bendijo al nieto de Hur con dones especiales para realizar un papel específico en la elaboración del Tabernáculo dedicado a la adoración de Dios. No conocemos mucho acerca de Hur, pero es posible que él también fuera un artesano quien enseñó a sus hijos y nietos dicha profesión.

Nunca sabremos cómo Dios usará el esfuerzo que invirtamos en la crianza de la próxima generación. Claro está, lo más importante que debemos enseñar a nuestros hijos es acerca de cómo conocer y seguir a Dios. En Génesis 18:19 leemos: “Y Yo lo he escogido para que mande a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino del SEÑOR, haciendo justicia y juicio, para que el SEÑOR cumpla en Abraham todo lo que Él ha dicho acerca de él.”

Oración:
Señor Dios de Israel, ayúdanos a dejar de medir cuántos dones o talentos tenemos, o cuán grandes puedan ser, y que nos enfoquemos fielmente en usarlos para Tu servicio y propósito. Amén.

Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Día Dos: Éxodo 31:18-33:11

“Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, la gente se congregó alrededor de Aarón, y le dijeron: ‘Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros. En cuanto a este Moisés, el hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.’ Y Aarón les respondió: ‘Quiten los pendientes de oro de las orejas de sus mujeres, de sus hijos y de sus hijas, y tráiganmelos’” (Éx. 32:1-2).

¿Alguna vez ha hecho usted algo tan tonto, tan malo o tan claramente equivocado que luego se preguntó cómo lo pudo haber hecho? La mayoría hemos experimentado eso. Siempre he pensado que así se debió sentir Aarón luego del incidente del becerro de oro. Pero la Escritura no nos dice nada acerca de ese arrepentimiento. Ni tampoco sabemos si Dios o Moisés lo castigaron de manera directa por ello.

Éxodo 24:14-15 podría darnos una clave. Leemos lo siguiente: “Y dijo a los ancianos: ‘Espérennos aquí hasta que volvamos a ustedes. Aarón y Hur estarán con ustedes. El que tenga algún asunto legal, acuda a ellos.’ Entonces Moisés subió al monte, y la nube cubrió el monte.”

Ese capítulo 24 provee detalles del momento en que Moisés subió al Monte Sinaí para recibir las tablas de piedra con la Ley. Los capítulos 25 al 31 contienen las instrucciones de Dios para la construcción del Tabernáculo, y luego el capítulo 32 comienza con el episodio del becerro de oro. ¿Qué realmente ocurrió mientras Moisés estaba reunido con Dios sobre el monte?

Ya que después del capítulo 24 no hay más mención de Hur, la tradición rabínica dice que cuando los hijos de Israel exigieron un becerro de oro, Hur los enfrentó y murió en su esfuerzo por detener dicha blasfemia. Los rabinos explican que sólo después de que hubiesen matado a Hur fue que Aarón accedió a las exigencias del pueblo.

No sabemos de seguro si esa tradición es correcta, pero sí sabemos esto: Aarón cometió un grave error, pero Dios todavía lo siguió usando. Luego de esa terrible decisión, Aarón tuvo muchos años de fiel servicio a Dios. Qué consuelo es saber que Dios tiene un plan y un futuro para cada uno de nosotros, sin importar nuestros errores del pasado.

Oración:
Señor, gracias por Tu fiel amor y los incontables nuevos comienzos. Ayúdanos a defender Tu nombre y no pecar por temor a los demás. Moldea nuestros corazones para que sólo Te veamos a Ti y Te sirvamos fielmente todos los días que Tú nos des. Amén


Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Día Tres: Éxodo 33:12-16

“‘Ahora pues, si he hallado gracia ante Tus ojos, Te ruego que me hagas conocer Tus caminos para que yo Te conozca y halle gracia ante Tus ojos. Considera también que esta nación es Tu pueblo.’ ‘Mi presencia irá contigo, y Yo te daré descanso,’ le contestó el SEÑOR. Entonces Moisés le dijo: ‘Si Tu presencia no va con nosotros, no nos hagas salir de aquí’” (Éx. 33:13-15)

Dicha discusión entre Moisés y Dios ocurrió a poco tiempo del episodio del becerro de oro. Cuando Moisés se encontró con Dios por primera vez ante la zarza ardiente, Dios le pidió a Moisés que condujera a los hijos de Israel a la Tierra Prometida. Para persuadirlo, Dios le demostró algunos milagros relativamente pequeños, como la zarza que no se consumía y la vara que se convirtió en serpiente. De mala gana, Moisés aceptó ser el emisario de Dios, y así comenzó su asombrosa relación con el Todopoderoso.

Al momento del texto anterior, Moisés ya había emprendido su misión de conducir el pueblo de Israel a la Tierra Prometida y había visto muchos milagros. Había visto enormes demostraciones del poder de Dios por medio de las diez plagas, el partimiento del Mar Rojo, la provisión del agua en el desierto y el recibimiento de la Torá en el Monte Sinaí. Cualquier duda que hubiese tenido Moisés sobre el poder de Dios quedó erradicada.

Pero también aprendió otra cosa. Moisés llegó a comprender el corazón del pueblo. Los israelitas se parecían mucho a usted y a mí. No querían hacer el mal, pero continuamente tenían problemas para obedecer totalmente a Dios. Así como Moisés, habían visto el poder de Dios por medio de las diez plagas, el partimiento del Mar Rojo, la provisión del agua en el desierto y los truenos y relámpagos sobre el Monte Sinaí. No obstante, ninguna de esas demostraciones del poder de Dios fueron suficientes para realmente cambiar sus corazones. Todavía se apartaban y se olvidaban de sus promesas en servir fielmente a Dios.

Por lo tanto, Moisés pudo aprender dos cosas esenciales. Aprendió que Dios es asombroso y que puede hacer cualquier cosa. Y aprendió que él, Moisés, no podía manejar ni conducir al pueblo por sí mismo. Esas son dos grandes lecciones que debe aprender todo padre, líder, pastor, anciano o maestro en la Iglesia. Así como Moisés, dirigimos a un pueblo imperfecto, y no podemos hacerlo exitosamente sin la ayuda de Dios: “Si Tu presencia no va con nosotros, no nos hagas salir de aquí.”

Oración:
Señor, ayúdanos a aprender esas dos lecciones esenciales: que Tú eres capaz de hacer cualquier cosa, y que no somos capaces de hacer nada sin Ti. Amén.


Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Día Cuatro: Éxodo 33:17-23

“Entonces Moisés dijo: ‘Te ruego que me muestres Tu gloria.’ Y el SEÑOR respondió: ‘Yo haré pasar toda Mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del SEÑOR delante de ti. Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión’” (Éx. 33:18-19).

¿Qué podemos saber acerca de Dios? Los teólogos debaten y usan palabras como omnisciente, omnipresente y omnipotente. No es mi intención contradecir esos términos escolásticos. Sin embargo, deseo enfatizar lo que Dios dijo de Sí mismo, y las palabras que seleccionó para hacerlo.

Moisés pidió ver la gloria de Dios. En ese punto de su vida, Moisés ya había subido a la cima del Monte Sinaí y debió haber quedado anonadado ante la manifestación asombrosa de Dios. Sí, pero después de todo eso, comprendió que aún no había visto la gloria plena de Dios. Los milagros en Egipto y las señales portentosas sobre el Monte Sinaí eran un mero atisbo de la gloria de Dios, ¡así que pidió verla en su plenitud!

¿Y cómo respondió Dios? Dios ofreció enseñarle toda Su “bondad.” En hebreo, la palabra para “bueno” es tov, que también implica belleza, gozo y bienestar en su sentido más amplio. En vez de ofrecer otra manifestación asombrosa de poder, Dios le dijo a Moisés que le enseñaría Su bondad.

¿Cuál es el atributo más importante de Dios? ¿No es Su bondad? Eso se puede observar en la frase del apóstol Pablo: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan (obran) para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito” (Rom. 8:28).

La bondad de Dios es un concepto clave a través de toda la Escritura, y si vamos a dejar nuestras vidas en Sus manos, debemos confiar en esa bondad.

Oración:
Señor, por favor ayúdanos a conocer y confiar en Tu bondad. En cualquier situación que nos encontremos, permite que confiemos en Tu poder y Tu bondad para que todo obre para nuestro bien. Amén.


Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Día Cinco: Éxodo 34:1-9

“El SEÑOR descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste invocaba el nombre del SEÑOR. Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: ‘El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable; que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación’” (Éx. 34:5-7).

Los credos de fe de la Iglesia primitiva y las declaraciones doctrinales en nuestras congregaciones modernas procuran definir quién es el Dios a quien adoramos y qué podemos conocer sobre Él. El texto anterior podría representar la mejor y más temprana declaración teológica sobre quién es Dios y lo que Él desea que conozcamos sobre Él.

El SEÑOR, el SEÑOR: Dios es el verdadero Dios de dioses, no algún tipo de fuerza etérea o dios de nuestra preferencia;

Compasivo y clemente: Sobre todas las cosas, Dios desea que conozcamos Su gracia y misericordia;

Lento para la ira: Él no es un Dios de ira, ni se apresura a recriminarnos;

Abundante en misericordia y verdad: No tan sólo posee amor y fidelidad, sino que sobreabunda en amor y fidelidad;

Guarda misericordia a millares: No se trata únicamente de mí, sino que “de tal manera amó Dios al mundo...”

Perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado: Antes de considerar que Dios nos juzgará, aprendamos sobre Su disposición por perdonarnos;

No tendrá por inocente al culpable: Pero existe la justicia, y eso requiere que Dios a veces juzgue y castigue al culpable;

Castiga la iniquidad hasta la tercera y cuarta generación: Aunque no lo queramos, nuestras malas decisiones impactarán las generaciones por venir.

Oración:
Señor, por favor abre nuestros ojos para conocerte. Permite que Te escuchemos a medida que Te revelas a nosotros por medio de Tu Palabra. Amén.


Ki Tisá – Éxodo 30:11-34:35
Fin de Semana: Éxodo 34:10-35

“Pero siempre que Moisés entraba a la presencia del SEÑOR para hablar con Él, se quitaba el velo hasta que salía. Siempre que él salía, decía a los Israelitas lo que el SEÑOR le había ordenado. Los Israelitas veían que la piel del rostro de Moisés resplandecía, y Moisés volvía a ponerse el velo sobre su rostro hasta que entraba a hablar con Dios” (Éx. 34:34-35).

Una de las obras de arte más impresionante de todos los tiempos es la escultura de Moisés por Miguel Ángel, que se encuentra en la Iglesia de San Pedro Encadenado en Roma. La estatua es una obra maestra asombrosa y bella, representando a Moisés sentado con las dos tablas de los Diez Mandamientos. Si algún día usted pudiera visitar a Roma, vale la pena ver esa estatua, además de otras obras maestras.

Al observar la foto aquí, pudiese notar un asunto algo raro en dicha estatua. Sobre la cabeza de Moisés hay dos protuberancias parecidas a pequeños cuernos. Eso se debe a una interpretación errónea de la palabra hebrea karán por parte de San Jerónimo cuando tradujo la Biblia al latín. La palabra es una figura lingüística usada para indicar algo impresionante en la apariencia de Moisés, algo que resplandecía como los rayos del sol. Lamentablemente, San Jerónimo lo tradujo de manera literal como “cuernos.”

No es mi intención enfatizar un antiguo error de traducción, sino recalcar que había algo visible y notablemente diferente en cuanto a Moisés cuando había estado con Dios. Eso no es sólo un dato histórico antiguo de lo que ocurría cuando Moisés hablaba con Dios, sino que también representa una tremenda ilustración y un reto para cada uno de nosotros. Cuando la gente nos ve, ¿pueden ver algo diferente en nosotros? ¿Se preguntarán si hemos estado con Dios? Quizás no tengamos protuberancias o rayos que lo evidencien, pero debemos desear vernos diferente y vivir de modo que todos puedan reconocer que hemos estado con Dios.

Oración:
Señor, que Tu presencia nos impacte de tal forma, y que Tu Espíritu Santo resplandezca tanto en y a través nuestro, que también nos veamos diferentes y que la gente pueda reconocer que hemos estado con Dios. Amén.


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