Jesús me transformó
«El Cristo
viviente me dio lo que ningún tribunal, ningún médico me habían podido dar, es
decir, la seguridad de que mis pecados son perdonados y la certeza de que Él me
comprende y cuida de mí, cosa que nunca antes había experimentado. Desde mi
conversión, mis experiencias fueron lo suficientemente variadas y las pruebas
bastante numerosas para convencerme de que Jesús cumple su promesa de
permanecer junto a quien redimió. Me condujo a luchar contra las debilidades de
mi carácter, mi pretensión y mi rechazo a reconocer mis limitaciones. El Señor
Jesús resucitado actúa en mí para transformarme y hacer que experimente algo de
su humildad, bondad y verdad».
Este es el testimonio de un hombre notable, quien en el pasado fue delincuente,
pero hoy se preocupa por hablar del Evangelio entre los militares. Todos sus
rasgos de carácter fueron reorientados y controlados por Cristo.
Todos necesitamos cambiar. Si invitamos al Señor Jesús a venir a nuestra vida,
reconociendo ante él todo lo que hemos hecho mal, también perdonará nuestras
faltas ocultas, nos librará de nuestras ataduras y dará a nuestra vida todo su
sentido y plenitud.
Ir a Jesús mediante la fe es nacer realmente a una nueva vida cuya fuente está
en Dios. A medida que esta vida se desarrolla, reflejaremos algunos rasgos
morales del mismo Jesús.
De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo. 2
Corintios 5:17-18
Respondió Jesús y le dijo: De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. Juan 3:3
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