¿No necesita a Dios?



«A veces nos parece que no necesitamos a Dios. Pero cuando la tempestad de la decepción se levanta, cuando el viento del desastre sopla y las olas de la tristeza se rompen contra nuestras vidas, si no tenemos una fe profunda y paciente, nuestras vidas se harán trizas.
»Si hay tantas decepciones en el mundo, es porque nos hemos apoyado en los dioses en vez de hacerlo en Dios. Nos arrodillamos ante el dios de la ciencia y descubrimos que nos dio la bomba atómica, acompañada del cortejo de miedo y ansiedad que la ciencia no puede calmar.

»Adoramos al dios del placer y comprendimos que lo sensacional dura poco.
»Nos inclinamos ante el dios del dinero y descubrimos que las cosas, como el amor y la amistad, no se pueden comprar, y que en un mundo de la caída de los mercados y de malas inversiones, el dinero es una divinidad más bien incierta.
»Esos dioses que pasan no pueden salvarnos ni dar la felicidad al corazón humano.
»Únicamente Dios es poderoso. Debemos volver a descubrir la fe en él. Con esta fe podemos transformar los fríos y desiertos valles en senderos iluminados por la alegría, y llevar un nuevo gozo a las oscuras cuevas del pesimismo».



No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy el Señor, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice el Señor. Jeremías 9:23-24

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