¡DIOS ES BUENO TODO EL TIEMPO!


Hay muchas referencias bíblicas sobre la bondad de Dios. Cuando Dios se describió a Sí mismo a Moisés, dijo: "El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad" (Éx. 34:6). El rey David escribió: "Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes. Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR" (Sal. 27:13-14).

Una de mis promesas bíblicas favoritas es: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan [obran] para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito" (Rom. 8:28).

He escuchado decir: "Si algo es bueno, viene de Dios; pero si algo es malo, no viene de Dios." Estoy de acuerdo totalmente con la primera parte de esa declaración. ¡Dios siempre es bueno! Sin embargo, nuestra comprensión humana del bien y del mal no siempre va de acuerdo con la comprensión de Dios. Por ejemplo, cuando yo era niña, me parecía que la disciplina que yo recibía era "mala." Era incómoda y a veces dolía, pero desde la perspectiva de mis padres, aunque no la comprendía, la disciplina era buena para mi proceso de madurez. De la misma manera, no siempre comprendemos los eventos en nuestra vida. A veces cuando experimentamos situaciones dolorosas, se nos hace difícil ver que Dios lo hace para nuestro bien.

José:

Un ejemplo perfecto de eso es el relato bíblico de José. ¡Cuánto drama, dolor y victoria se narran en esa historia! Él fue el hijo predilecto de Jacob, pero sus hermanos lo odiaban. "Israel (Jacob) amaba a José más que a todos sus hijos, porque era para él el hijo de su vejez; y le hizo una túnica de muchos colores. Y sus hermanos vieron que su padre amaba más a José que a todos ellos; por eso lo odiaban y no podían hablarle amistosamente" (Gén. 37:3-4). Encima de eso, José tuvo varios sueños donde sus hermanos se inclinaban delante de él. Cuando se los compartió, "lo odiaron aún más por causa de sus sueños y de sus palabras" (Gén. 37:8).

La trama se complica cuando sus hermanos piensan asesinarlo, pero al último momento deciden venderlo en esclavitud. ¡Imagine su sorpresa! El mimado y muy amado hijo de repente se convierte en esclavo. ¡Cuánto dolor y soledad debió haber sufrido! El salmista describe eso: "Envió a un hombre delante de ellos, a José, vendido como esclavo. Con grillos afligieron sus pies, el mismo fue puesto en cadenas, hasta que su predicción se cumplió; la palabra del SEÑOR lo puso a prueba" (Salmos 105:17-19). José, con 17 años de edad, repentinamente se encontró en la vergüenza de la esclavitud. Luego, lo acusaron falsamente por ultrajar la esposa de su amo y fue echado en prisión. ¿Cuánto más bajo pudo llegar?

Mientras se encontraba en prisión, conoció a dos oficiales que habían trabajado para el faraón, e interpretó sus sueños, los que tuvieron cumplimiento literal. Pero José pasó dos largos años más de sufrimiento en prisión. Finalmente, el faraón también tuvo unos sueños que reconoció como importantes. Le pidió a sus magos y sabios de la corte para que los interpreten, pero ninguno pudo. El jefe de los coperos recordó que José interpretó su sueño, y se lo contó al faraón. Luego trajeron a José ante el faraón, y logró interpretar sus sueños. También le ofreció un consejo, y el faraón lo honró con el segundo lugar en el reino. Le dio la responsabilidad de almacenar el grano en preparación para una hambruna en la tierra. Por medio de una planificación calculada, pudo salvar a la nación del hambre, y también a toda su familia.

José se encontró en el lugar adecuado en el momento adecuado y con el conocimiento adecuado para poder dar alivio a muchas naciones de una horrible situación. Dios se preocupó de tal forma por esas naciones que le dio un sueño a un rey pagano e idólatra. Tal como José interpretó los sueños, llegaron siete años de hambruna al mundo, ¡una situación de vida o muerte para tantas personas! Pero Egipto estuvo preparado para el desastre porque Dios le dio la interpretación a José. El rey prestó atención a las advertencias y se pudo preparar para los días difíciles por venir.

Momentos de Desesperación:

Vivimos en un mundo que enfrenta tiempos difíciles. Pobreza, abusos de drogas y alcohol, colapso financiero, crimen – todos plagan nuestro planeta. Estos son tiempos de inestabilidad y cambio, así como lo era Egipto en tiempos de José. Imagínese, esa fértil tierra sufriría un severo deterioro en sólo siete años. Dios envió a José como Su agente de provisión. Lo dotó de sabiduría divina. Aún el faraón pagano pudo detectar eso (Gén. 41:38-39).

Estoy segura que José nunca hubiese escogido ir a Egipto como esclavo, ser falsamente acusado por la esposa de su amo, y luego ser puesto en prisión. Seguramente yo tampoco lo hubiese escogido. Sabemos que mientras José era joven, Dios le enseñó pequeñas escenas de lo que sería su futuro por medio de sueños. ¡Pero el relato bíblico nunca menciona que José comprendió que tendría que sufrir para que esos sueños se vieran cumplidos!

Muchos años atrás, mi esposo Tom y yo recibimos un llamado de Dios. Comprendimos que nuestro futuro se encontraba en la Tierra de Israel. Éramos jóvenes, y no comprendíamos la manera en que Dios obraba, ni teníamos concepto de Su tiempo. Pensábamos que iríamos a Israel dentro de seis meses, pero nos tomó ocho años. Durante ese tiempo, hicimos una variedad de cosas. A menudo, nuestro trabajo y nuestras actividades no parecían tener relación alguna con nuestro llamado. No comprendíamos que Dios nos preparaba para el futuro. Experimentamos frustración y confusión. Casi 30 años han pasado, y ahora podemos mirar hacia atrás y ver que Dios nos enseñaba cosas que deberíamos saber antes de poder ser efectivos en nuestro llamado. Esos pequeños "desvíos" parecen ahora como una línea recta en el camino. Todo lo que aprendimos, y el carácter que desarrollamos durante la espera y maduración, fue necesario para que nuestro servicio en Israel fuera exitoso.

Luego de José ser elevado a segundo en mando en Egipto, seguramente también miraría hacia atrás y vería la mano de Dios sobre su vida. De repente, todas sus dificultades tenían sentido y le acercaron al lugar en que Dios lo usaría para salvar a muchas vidas. Luego de que se reuniera con sus hermanos, les dijo: "Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido aquí. Pues para preservar vidas me envió Dios delante de ustedes. Porque en estos dos años ha habido hambre en la tierra y todavía quedan otros cinco años en los cuales no habrá ni siembra ni siega" (Gén. 45:5-7).

Después de la muerte de Jacob, los hermanos de José temieron que José les odiaría por sus acciones, pero nuevamente les dijo: "No teman, ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente" (Gén. 50:19-20). Dios lo planeó todo para su bien.

A medida que yo leía esa historia, consideré nuestra realidad mundial, y me hice unas serias preguntas.

¿Cuál es el Plan de Dios para Nuestros Tiempos?

Dios, en Su bondad y misericordia, siempre levanta a personas como José en momentos de dificultad para responder a las necesidades de otros. Todos reconocemos la seriedad de nuestros tiempos porque los problemas son evidentes. ¿Y a quién llama Dios para ser parte de la respuesta? Cuando el jefe de los coperos describió a José ante el faraón, no lo describió como un candidato cualificado para la posición que eventualmente asumiría. José era prisionero, extranjero, joven y esclavo. Dios debió haber movido el corazón del faraón para aceptarlo, porque escogió a ese hombre de dudosas calificaciones como su mano derecha en todo el país. Estos tiempos también le pueden parecer inquietantes a usted. Quizás no se sienta feliz con los líderes de su nación. Pero recuerde que Dios puede mover los corazones de los reyes, aún de los reyes más paganos e idólatras.

Humildad e Integridad:

Cuando José fue traído ante el faraón, le dijo a José: "...he oído decir de ti, que oyes un sueño y lo puedes interpretar" (Gén. 41:15). Fíjese cómo José le respondió: "No está en mí...Dios dará a Faraón una respuesta favorable" (v. 16). ¡Qué humildad! ¡Y qué integridad! Pudo haber aprovechado ese momento para escaparse de la cárcel y nada más. Después de todo, ¿no era un exitoso intérprete de sueños? Pero José actuó con humildad e integridad, y le dio la gloria a Dios. No sólo parte de la gloria, sino toda.

Daniel es otro ejemplo. Cuando le pidieron que interpretara el sueño de Nabucodonosor, dijo: "Pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y El ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los días...En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque yo tenga más sabiduría que cualquier otro viviente, sino con el fin de dar a conocer al rey la interpretación, y para que usted entienda los pensamientos de su corazón." (Dan. 2:28, 30). Dios dice: "...Yo honraré a los que Me honran, y los que Me desprecian serán tenidos en poco" (1 Sam. 2:30). Dios puede usar a personas que estén dispuestas a darle la gloria. Dios busca a hombres y mujeres que deseen conocerlo, que caminen en humildad y que actúen en integridad.

No sé lo que Dios requiera de nosotros en los días por venir. Estoy convencida de que estos son tiempos urgentes, y cada uno debe indagar en su corazón y preguntar qué tarea Dios quiere que haga. ¿Está usted dispuesto a trabajar para Él y darle toda la gloria? ¿Está usted dispuesto a pasar más tiempo con Él para que le imparta sabiduría y conocimiento, aunque no le sea muy conveniente? Creo que Dios llama a muchos para usarlos en lugares de importancia durante estos tiempos.

Sin embargo, cuídese. Atravesará momentos de preparación. Quizás no pueda comprender cómo las dificultades en el pasado, o en el presente, le estén preparando. Yo no comprendí la razón por la espera durante ocho años. Dudo que José haya comprendido por qué tenía que atravesar la esclavitud, la calumnia y la prisión. Pero Dios usó todas esas cosas para llevarlo a un punto en que pudo alimentar a su familia, la nación donde vivía y toda la región. Dios ha llamado a Puentes para la Paz para que almacene alimento para el pueblo de Israel en momentos de crisis. No lo hacemos porque somos buenas personas. Lo hacemos porque somos instrumentos dispuestos a cumplir el plan de Dios con alegría de corazón. Es el plan de Dios, y nosotros somos simplemente Sus siervos.

Mantengámonos Espiritualmente Puros:

Mi segunda pregunta es ésta: ¿Cómo nos podemos mantener libres de ira, amargura y desánimo durante tiempos de preparación? ¿Cómo pudo José mantener un corazón puro ante Dios cuando atravesó tantos años de dolor y sufrimiento? Sabemos que la ira, la amargura y el desánimo pueden interrumpir nuestra capacidad de escuchar a Dios. José pudo haber justificado su ira contra Dios ya que permitió que sus hermanos lo vendieran en esclavitud. ¿Cómo pudo perdonarles y confiar en Dios? ¿Como pudo mantenerse sin amargura? José fue diligente en sus esfuerzos por ser fiel, pero siempre le llegaron más problemas. Incluso, actuó en toda integridad cuando fue enfrentado por la tentación.

José también resultó excelente en otras situaciones difíciles. Aún en prisión, Dios le dio gracia a José ante el carcelero. "Pero el SEÑOR estaba con José, le extendió su misericordia y le concedió gracia ante los ojos del jefe de la cárcel. El jefe de la cárcel confió en mano de José a todos los presos que estaban en la cárcel, y de todo lo que allí se hacía él era responsable. El jefe de la cárcel no supervisaba nada que estuviera bajo la responsabilidad de José, porque el SEÑOR estaba con él, y todo lo que él emprendía, el SEÑOR lo hacía prosperar" (Gén. 39:21-23).

José no es el único ejemplo en la Biblia donde un hombre justo fue encarcelado. ¿Recuerda a Pablo y Silas? Luego de que fueran azotados, también fueron encarcelados y encadenados. A la medianoche, mientras oraban y cantaban alabanzas a Dios, un poderoso terremoto los soltó. En vez de aprovechar su situación, actuaron con integridad y permanecieron allí. El carcelero estaba tan impresionado que se convirtió al Señor. Los amigos de Daniel fueron lanzados a un horno de fuego ardiente, y Dios los libró de manera milagrosa. Daniel fue echado en una fosa de leones, pero Dios cerró sus bocas para que no le hicieran daño.

Cuando considero esos incidentes, lo primero que percibo es que, a pesar de la dificultad de las circunstancias, Dios permanece con Sus hijos. Yeshúa (Jesús) dijo: "...y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28:20). El comentario judío Arstscroll sobre Génesis 39:21 dice: "Aún en prisión, era otra manifestación de la gracia de Dios, ya que cuando un individuo de Israel sufre cautiverio, la shekiná [presencia de Dios] lo acompaña. Y lo podemos citar, porque así está escrito: 'Yo (Dios) estaré con él en la angustia' (Sal. 91:15)."

El profeta Isaías también comunica esa verdad: "...No temas, porque Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará...No temas, porque Yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia, y del occidente te reuniré" (Isa. 43:1-2, 5).

Una Requerida Preparación:

Dios no nos promete una vida libre de luchas, conflictos o persecución. Pero sí nos promete que estará con nosotros aún en medio de la prisión, la guarida de leones o el horno de fuego. Debemos desarrollar una actitud que reconozca que, por difícil que sean las circunstancias, Dios planea y controla todo para nuestro bien. Así concluyó José luego de su horrenda experiencia: "Dios lo cambió en bien." José soportó 22 años de dificultad antes de que comprendiera los planes de Dios. Durante todo ese tiempo, Dios estaba con él. Dios hizo que José madurara y le ayudó a ser un vencedor. Yo oro por usted para que las luchas de la vida no lo derroten, sino que camine en fidelidad y confíe en Dios en medio de las tormentas de la vida.

Debemos aprender a no despreciar el tiempo requerido de preparación. A menos que conozcamos a Dios y Su Palabra, no podremos mantenernos firmes en tiempos de dificultad. Sin las lecciones de Dios durante ocho años de espera, mi esposo y yo no estaríamos listos para bregar con la vida y el ministerio en Israel. Sin duda, José se crió escuchando acerca del Todopoderoso y sobre Sus grandes obras. Reconoció que Dios fue quien le dio la habilidad de interpretar sueños. Dios había preparado a José durante toda su vida, incluyendo el tiempo en que estaba esclavizado y en prisión, para que estuviera listo y capaz de hacer la voluntad de Dios en el momento preciso.

Resistencia:

"Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte" (Santiago 1:2-4).

Un vencedor es alguien que fielmente continúa hacia delante, según sea dirigido por Dios, a pesar de los obstáculos y las dificultades en la vida. He escuchado a nuestro querido Presidente de la Junta, Rev. Jess Gibson, decir que Dios siempre cumple Sus promesas, pero es posible no recibirlas si uno se rinde antes de tiempo. Demasiados creyentes se rinden cuando el camino se hace muy difícil. José se pudo haber dado por vencido. Pudo haber yacido en su prisión, sintiendo lástima de sí mismo. Pero eso no fue lo que hizo. Se ofreció a ayudar al jefe de la cárcel y continuó aprendiendo lecciones de gran valor. Soportó largos años de encarcelamiento antes de ver el cumplimiento de los sueños que Dios le dio.

El rabino Daniel S. Wolk escribió acerca del "fenómeno del alcaparro." El alcaparro es un arbusto silvestre que crece mucho en Israel, a menudo arraigado a muros pedregosos. El rabino Wolk una vez preguntó a un jardinero sobre el alcaparro que aparentemente dañaba el aspecto del precioso jardín en el Consulado francés. Le dijo que nada podía eliminar al arbusto. Aunque uno lo cortara, siempre regresaba. En su libro The Time is Now [La Hora es Ya], Wolk cita al jardinero cuando dijo: "No puedes matar al alcaparro. Cada vez que lo cortas, regresa con más fuerza. Los he visto cuando rompen las aceras en dos. El alcaparro nunca se rinde, pese a los obstáculos. ¿Cómo puedes dejar de admirar el deseo de vivir de dicha planta? Quizás más personas deberíamos seguir el ejemplo del alcaparro."

Desde ese día, el rabino Wolk se "convirtió en un defensor del fenómeno del alcaparro, en la habilidad de aprovechar la mínima oportunidad y continuar echando hacia delante en la vida." Dijo: "Cada uno experimentamos un período cuando los días son demasiado pesados para aguantar; cuando las fuerzas vitales de la risa, el amor y el contentamiento evaporan y son cortados de raíz. ¿Dónde encontramos la inspiración para regresar? Desde nuestro interior." Concluye diciendo: "No podemos eliminar el sufrimiento de la vida, pero podemos triunfar sobre ese sufrimiento. El alcaparro dice: 'Córtame. Elimina mis ramas, pero siempre volveré.' Podríamos aprender del alcaparro."

El mismo Dios que creó al tenaz alcaparro le creó a usted y a mí con la capacidad de siempre echar para adelante. Los creyentes podemos confiar que nuestro Dios no es débil ni ausente. No estamos solos en momentos de angustia. Nuestro Todopoderoso está con nosotros. Pero, "'...no por el poder ni por la fuerza, sino por Mi Espíritu,' dice el SEÑOR de los ejércitos" (Zac. 4:6b). Su plan maestro puede ser diferente a nuestra idea en cuanto al tiempo. Puede que no nos guste Su plan, a medida que andemos por ese camino tortuoso. Pero, así como en el ejemplo de José, Dios planea todo para nuestro bien. Sí, todas las cosas obran para bien, en el tiempo y en la manera de Dios.

Dios es la Respuesta:

¡La respuesta para nuestras tribulaciones en este mundo es el Dios Todopoderoso! Su plan maestro está descrito en la Biblia. A veces en Israel vemos letreros que dicen: "¡Queremos al Moshíaj (Mesías) ya!" Los letreros tienen razón; el mundo necesita al Mesías. En Génesis 41:14 se describe que José fue llevado rápidamente ante el faraón: "...lo sacaron aprisa del calabozo." El sabio judío Sforno dijo: "Cada caso de salvación divina viene de prisa y sorpresivamente. De esa manera, la venida del Mesías será de prisa y sorpresivamente, según lo leemos en Malaquías 3:1: "'Yo envío a Mi mensajero, y él preparará el camino delante de Mí. Y vendrá de repente a Su templo el Señor a quien ustedes buscan; el mensajero del pacto en quien ustedes se complacen, ya viene,' dice el SEÑOR de los ejércitos."

Me uno a millones de cristianos quienes claman: "¡Ven pronto, Señor!" Mientras tanto, oro para que usted experimente la ministración de la presencia de Dios cuando le dirija, le llame y le prepare para Su servicio. ¡Que nos encuentre haciendo así cuando venga!

Rebecca J. Brimmer
Presidenta Internacional y CEO

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