La Biblia no escrita
¿Cómo
conseguir una Biblia en la cárcel? En ciertos países, muchos cristianos,
prisioneros por su fe, tuvieron que conformarse con los versículos que
recordaban. A menudo los recitaban entre ellos y así pudieron reconstruir
algunas partes de la Biblia. El siguiente testimonio es el de una creyente
detenida en un país totalitario:
«Después del trabajo, algunas mujeres se acercaban a las prisioneras que eran
conocidas por su fe. Nos pedían con insistencia que les recitásemos los textos
de la Biblia que recordábamos, pues tenían sed de mensajes de esperanza, de
consolación y de vida. No teníamos Biblia. Nosotras mismas la necesitábamos más
que el pan. ¡Cómo deseaba haber aprendido más versículos bíblicos de memoria!
Cada día repetíamos los pasajes ya memorizados.
Algunas creyentes habían memorizado cuidadosamente largos pasajes de la Biblia,
cuando todavía estaban libres, pensando que pronto les llegaría su turno. Así
fue como llevaron tesoros a la cárcel.
A veces ciertas prisioneras se peleaban violentamente. Nosotras, acostadas en
nuestros colchones de paja, volvíamos a encontrar, grabados en nuestra memoria,
esos pasajes que nos ayudaban a orar y a pensar en nuestro Dios durante las
largas noches de insomnio. También compartíamos con las nuevas prisioneras lo que
habíamos aprendido. Así fue como una Biblia no escrita circulaba por todas las
cárceles del país, llevando paz y consuelo».
… Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las
vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus
alas me regocijaré. Salmo 63:6-7
Al Señor busqué en el día de mi angustia… Mi alma rehusaba
consuelo. Me acordaba de Dios… Salmo
77:2-3
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