¿Qué estoy esperando?
Quizás usted esté esperando días mejores. A veces la vida es muy
difícil, y a menudo adoptamos la actitud desilusionada de los que dicen: «Con
un poco de suerte, todo irá mejor mañana…».
¿Un nuevo año sin problemas? Todos alimentamos las
mismas esperanzas: tener salud, prosperidad material, felicidad familiar,
éxito… ¿Qué espero de la vida? Más allá de las dificultades y de las alegrías
del momento presente, me gustaría tener éxito. No pedí nacer, pero tampoco
quiero morir. Entonces, ¡que la vida me dé toda la felicidad que me debe!
Pero, ¿merecemos esa felicidad? ¿Sabe usted que
existe otra esperanza? La Biblia la califica como buena, dichosa, segura y
gloriosa. Es la esperanza que Dios nos da en Jesucristo. ¡Para el que cree en
Jesucristo y en la salvación que él ofrece mediante su sacrificio, todo se
vuelve nuevo y seguro!
No espere más tiempo para volverse a Dios. Hoy es
el momento preciso para hacerlo, pues el mañana no nos pertenece. Cada instante
lejos de Dios es un instante perdido para siempre.
Dios mismo le está esperando. ¡Diga sí a su amor!
¡Vaya a él! Ponga en sus manos toda su vida. ¡Él quiere llenarla!
¿Qué responderá usted? ¿Es demasiado simple
aceptar el don de Dios?
“No sabéis lo que será mañana” (Santiago 4:4).
“No te jactes del día de mañana; porque no sabes
qué dará de sí el día” (Proverbios 27:1).
Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi
esperanza está en ti. Salmo 39:7
Si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones. Hebreos 4:7
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