EL FRUTO DEL ESPIRITU



En este Estudio de Israel, quiero que veamos el fruto del Espíritu desde una perspectiva hebraica. La mayoría leemos nuestras Biblias según nuestra propia formación cultural. Somos influenciados por los aspectos de nuestra costumbre, idioma, experiencia y casi 2,000 años de teología y tradición cristiana. Me pregunto, ¿qué significado tendrían esas palabras originalmente para el apóstol Pablo?

La mayoría de los cristianos perciben a Pablo como un apóstol a los gentiles. Algunos creen que rechazó el judaísmo y la Ley Mosaica, y muchos teólogos opinan que comenzó una nueva religión: el cristianismo. Muy pocos en el mundo cristiano considerarían a Pablo como un judío. Pero, ¿cuál es la verdad? ¿Qué dice el texto bíblico? Pablo se describe a sí mismo como: "circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo…" (Fil. 3:5).

En Hechos 23, Pablo habló al Sumo Sacerdote y todo el Consejo (tanto fariseos como saduceos), diciendo: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos. Se me juzga a causa de la esperanza de la resurrección de los muertos" (verso 6). Como tendemos a percibir a los fariseos de manera negativa, esa declaración nos puede parecer chocante. Pero fíjese, Pablo no dijo: "Yo era fariseo," sino: "Yo soy fariseo." Incluso, dijo: "Mi padre también es fariseo." (Para un estudio más exhaustivo, procure el Estudio de Israel titulado Yeshúa y los Fariseos en nuestro sitio de Internet.)

Pablo fue educado a los pies del famoso rabino Gamaliel, quien murió en el 53 d.C. Gamaliel fue un fariseo altamente respectado, y ocupó una posición de liderato en el Sanedrín (la corte judía). Era nieto del rabino Hillel, famoso en el judaísmo por ser un brillante líder espiritual durante el período del Segundo Templo (110 a.C. – 10 d.C.). Como Pablo fue educado en el judaísmo, debió haber sido bien versado en la Biblia hebrea y en las tradiciones orales.
Si hemos de comprender a Pablo, creo que debemos tomar en cuenta que era un devoto hombre judío, con pleno dominio del idioma hebreo, y educado bajo el rabino más distinguido de sus días. No provenía de una familia helenizada (inmersa en la cultura y el pensamiento griego). Recuerde, se describió a sí mismo como "hebreo de hebreos." ¿Qué implica eso? Pablo no era un prosélito al judaísmo. Nació en una familia que se definía como hebrea, no griega. Debió haber crecido estudiando la Torá, guardando las fiestas y observando las leyes bíblicas de alimento. El encuentro asombroso de Pablo con Yeshúa (Jesús) en el camino a Damasco radicalmente impactó su vida, pero Pablo debió continuar percibiendo al mundo por medio de los anteojos culturales hebraicos con los cuales fue criado.

A continuación se describen algunas diferencias entre la mentalidad hebraica y griega:

Pensamiento Hebraico                                       Pensamiento Griego

Fuerte énfasis en función                                    Fuerte énfasis en estructura y apariencia
Pregunta: ¿Cómo se practica?                          Pregunta: ¿Qué significa?
Énfasis en acción correcta                                  Interesado en teología religiosa
Pregunta: ¿Cómo se vive la Escritura?             Pregunta: ¿Cómo se interpreta la Escritura?
Teocéntrico (centrado en Dios)                          Antropocéntrico (centrado en el hombre)
Monoteísta                                                             Politeísta
Espiritual                                                                Sensual (adora la belleza)
Se estudia y aprende para servir                        Se estudia para obtener conocimiento

El Espíritu Versus la Carne:

Nuestro pasaje principal comienza diciendo: "Digo, pues: anden por el Espíritu, y no cumplirán el deseo de la carne" (Gál. 5:16). Inmediatamente pienso en la manera hebraica de comprender la palabra "anden." La palabra hebrea jalajá significa literalmente "camino" o "manera de caminar." El Dr. Skip Moen, decano académico de Master’s International School of Divinity [Escuela Internacional de Divinidad del Maestro], dice: "Significa conducirse según una manera particular de vida. Para Pablo, era según la Torá. Pero eso no significa que debemos ciegamente cumplir con una serie de mandatos y reglas. Obediencia a la Torá requiere caminar en el Espíritu. De hecho, es tan importante que Pablo lo pone primero en el texto griego (de pneumatic peripateite significa "andar en el Espíritu").

El deseo de la carne es un problema para todo ser humano. En hebreo, se denomina como el yetser hará (la inclinación a hacer el mal). En las comunidades judías de hoy día, hay un constante esfuerzo por vencer el yetser hará. En algunas sectas ortodoxas, los hombres religiosos evitan todo contacto con mujeres que no son familiares cercanos para evitar pensamientos y actos pecaminosos. No tocan a una mujer, ni se sientan al lado de una mujer en el autobús. Eso parece ser algo extremo según nuestra cultura, y lo tenemos que explicar a nuestros voluntarios de Puentes para la Paz para que no se ofendan. ¡Pero la tentación no se limita sólo a los judíos religiosos!

Pablo de seguro conocía muy bien ese término. ¿Cómo podemos vencer esa inclinación a hacer el mal para satisfacer la concupiscencia de la carne? Pablo dice que es sólo cuando andamos por el Espíritu. "Andar" es un verbo activo, no algo que sucede a uno pasivamente. Moen dice:

¿Qué hago para que ese monstruo en mí haga lo que yo diga? No requiere meditación, encantación o invitación. Requiere caminar. Debemos simplemente comenzar con unos pasos de obediencia. Busque ese lugar donde está lejos de cumplir las instrucciones de Dios y corríjalo… Andar por el Espíritu no es un misterio profundo y secreto reservado para los ángeles y los místicos. Con un corazón abierto, cada cual puede comenzar a seguir las instrucciones de Dios. Y la vida comienza a cambiar. Sin excusas, por favor. Sin racionalizaciones, alteraciones o excepciones. Andar es un modo de vida. Implica practicar, practicar, practicar. Todos nos equivocamos. ¿Y qué? Siga adelante y encontrará que el Espíritu le sigue dirigiendo en el camino correcto. La pasión se convierte en su colaborador mientras practica la perfección espiritual.

En Gálatas 5:19-21, Pablo menciona una lista de prácticas que resultan de habernos rendido al yetser hará. Esas incluyen: adulterio, fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odio, contenciones, rivalidades, iras, ambiciones egoístas, disensiones, herejías, envidias, asesinatos, borracheras, etc. Pablo termina esa sección diciendo: "como ya se lo he dicho antes, los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (v. 21).

Fíjese en la palabra "practican." Esa es otra palabra de acción. Aunque debemos practicar una vida recta, también podemos practicar una vida carnal. Cuando yo me criaba, las cosas en esa lista eran consideradas por casi todas las personas como malas, aún por los que no eran cristianos. Pero hoy día, aunque casi todos todavía concuerdan que el asesinato es malo, nuestras sociedades modernas toleran casi todo lo demás. Nuestro mundo practica o vive una vida según la carne. La tolerancia se ha convertido en la religión de nuestros tiempos. Incluso, en las Iglesias también vemos una disminución en los estándares morales al tratar de ser tolerantes e inclusivos socialmente. Pero la Biblia dice que los que practican tales cosas "no heredarán el reino de Dios." Eso nos debe poner a pensar.

El Buen Fruto de Dios:

Inmediatamente después de la lista de las obras de la carne, Pablo lo contrasta con la familiar lista de frutos del Espíritu. Primero, consideremos la idea del fruto. Mi esposo Tom y yo tenemos un apartamento con un pequeño jardín en Karmiel. En nuestro jardín, tenemos varios árboles frutales y a menudo disfrutamos de su delicioso fruto. Me maravillo de sus sabores. Un buen árbol produce buenos frutos. Tristemente, tuvimos un árbol que produjo gran cantidad de fruto malo. Esperamos un tiempo para ver si su fruto mejoraría, pero como no mejoró, lo cortamos. El fruto proviene del interior del árbol. Cuando ese árbol produjo sólo fruto malo, sabíamos que el árbol tenía algo malo.

Yeshúa nos dijo que podemos distinguir entre las ovejas (los creyentes) y los lobos que se visten como ovejas: "Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos… Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Así que, por sus frutos los conocerán. No todo el que Me dice: 'Señor, Señor,' entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos" (Mat. 7:15-17, 19-21).

De esa manera, el fruto que llevamos en nuestra vida es evidencia externa de la realidad interna. Yeshúa dijo que los que entran al reino de los cielos serán los que hacen la voluntad del Padre. Cuando Pablo habló acerca del fruto del Espíritu, dijo que los que tienen el Espíritu de Dios en sus vidas, y quienes obedientemente se entregan a seguir la dirección del Espíritu, producirán el fruto del Espíritu. ¡Yeshúa también indicó que Sus ovejas serán reconocidos por su fruto!

Cuando entramos a un jardín, no tenemos que adivinar si un árbol tiene fruto o no. Podemos ver el fruto. El propósito de llevar fruto es bendecir a otros, no a nosotros mismos. Y no olvidemos que la semilla del fruto contiene el potencial para producir más árboles. Cada fruto del Espíritu es una característica del Dios Todopoderoso, quien desea reproducirse en nuestras vidas. Así que, cuando somos llenos de Su Espíritu, nuestras vidas exhiben Su carácter. ¡Pero no se equivoque al creer que esa es una cosa pasiva! Usamos nuestro propio poder de voluntad para tomar decisiones, lo que afecta la capacidad del Espíritu para producir fruto dentro de nosotros.

"Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio…" (Gál. 5:22-23).

Amor: Muchos han dicho que sólo existe un fruto del Espíritu, el amor, y que los demás son parte de ese. 1 Juan 4:8 dice: "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor." Cuando le preguntaron a Yeshúa cuál era el mayor mandamiento, respondió: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.' El segundo es éste: 'Amaras a tu prójimo como a ti mismo.' No hay otro mandamiento mayor que éstos" (Mar. 12:30-31). Pablo estuvo de acuerdo cuando dijo: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (1 Cor. 13:13).

El Salmo 18:1 dice: "Yo Te amo, SEÑOR, fortaleza mía." El sabio judío Radak dijo:

Amar es cuando una persona invierte todo su esfuerzo por acercarse a Dios tanto como sea posible en este mundo material. El temor a Dios precede el amor. Sólo cuando una persona se acostumbra a temer a Dios podrá ascender al nivel de servirle por amor sin desear ser recompensado… Yo amo a HaShem ["El Nombre"] porque me permite ser Su siervo y me da la fuerza para vencer la inclinación hacia el mal que desea interferir, según dijeron los sabios del Talmud (en Kiddushin 30b): "La inclinación hacia el mal en el hombre procura tomar control de él todos los días y desea destruirlo. Si no fuera por la ayuda del Santo, Bendecido sea Él, ningún hombre podría soportar la prueba."

El rabino Hillel, quien todavía vivía cuando Yeshúa era joven, dijo: "Lo que es detestable a uno mismo no debe hacerse a otro. En eso consiste toda la Torá; ve y estúdiala; el resto es comentario" (Shabbath 31a). El amor no es una mera emoción; es una decisión. La persona que permite a Dios obrar en su vida producirá el fruto del amor, y ese amor será aparente a los demás.

Gozo: Pablo conocía muy bien los textos de las Escrituras, como: "Alégrense en el SEÑOR y regocíjense, justos; den voces de júbilo todos ustedes, los rectos de corazón" (Sal. 32:11) y "En Tu presencia hay plenitud de gozo…" (Sal. 16:11). Una fuente judía dice que la "plenitud de gozo" es gozo sin límite.

Cuando Pablo y Silas cantaban luego de ser azotados y encarcelados, debieron recordar: "No se entristezcan, porque la alegría del SEÑOR es la fortaleza de ustedes" (Neh. 8:10b). El gozo no es simple alegría. La alegría depende de las circunstancias. El gozo que es fruto del Espíritu de Dios es un gozo inexplicable a pesar de las dificultades.

Las bodas judías son momentos de gran gozo, pero en medio de esa celebración, el novio toma un vaso de vidrio y lo aplasta bajo su pie. Eso es porque el Salmo 137:5-6 dice: "Si me olvido de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Péguese mi lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no enaltezco a Jerusalén sobre mi supremo gozo." Por esa razón, durante el momento más feliz de sus vidas, los novios recuerdan la destrucción del Templo y Jerusalén.

Paz: Shalom ("paz") es una palabra hebrea conocida en todas partes del mundo. La palabra shilem proviene de la misma raíz de shalom, que significa plenitud. Como los demás frutos, la paz debe ser una acción evidente en nuestras vidas. "Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela" (Sal. 34:14). ¿Cómo buscamos la paz? Rashi dijo: "El que difunde calumnia crea conflictos y peleas. El venerado Ari promete que el que no calumnia a otros merecerá, medida por medida, que otros no hablen mal de él. De esa manera, su vida será pacífica."

"Mucha paz tienen los que aman Tu ley [Torá], y nada los hace tropezar" (Sal. 119:165). La Palabra de Dios es fuente de paz para los que aman a Dios. Radak dijo: "Los que aman Tu Torá nunca tropezarán o caerán, porque el camino a la vida es sin tropiezo y derecho. Viven con paz interior, tranquilidad y contentamiento porque están satisfechos de que su porción está divinamente ordenada en el mundo... Esas personas humildes gustan de la bendición más deliciosa: ¡tranquilidad de mente!"

Paciencia: La palabra hebrea para paciencia es savlanut, que viene del verbo lasavel, o "sufrir." Santiago nos dice: "Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte" (Sant. 1:2-4). Joyce Meyers dice: "He escuchado que se define la paciencia como un fruto del Espíritu que sólo se puede desarrollar en la prueba. Realmente, no se puede desarrollar la paciencia de otra manera… Sea paciente consigo mismo; sea paciente con su crecimiento espiritual. Sea paciente con Dios si no ve que Él responde en el momento que usted lo desea. Sea paciente con las personas; sea paciente con las circunstancias; sea paciente, porque por medio de la paciencia, usted posee su propia alma. Y Santiago 1:4 dice que el hombre paciente es perfecto y completo, ¡careciendo nada!"

Benignidad/Misericordia: La palabra hebrea para benignidad o misericordia es jésed. "Acuérdate, oh SEÑOR, de Tu compasión y de Tus misericordias, que son eternas." (Sal. 25:6). "En un acceso de ira escondí Mi rostro de ti por un momento, pero con misericordia eterna tendré compasión de ti," dice el SEÑOR tu Redentor" (Isa. 54:8).

Según 'Judaism 101' en www.jewfaq.org, "Gran parte de la ley judía significa tratar a la gente con benignidad. El mismo compendio de la ley judía que nos ordena a que comamos solamente comida kosher y que no prendamos las luces en el shabat [sábado], también nos ordena a que amemos a los judíos y a los extranjeros, a dar tzedaká [caridad] al pobre y al necesitado, y a no ofender a nadie por medio de la palabra o los negocios. De hecho, los actos de misericordia son parte tan esencial de la ley judía que la palabra mitzvá [mandamiento] usualmente significa cualquier obra de caridad."

Bondad: En las Escrituras, Dios repetidamente se describe como un Dios bueno. "¡Cuán grande es Tu bondad, que has reservado para los que Te temen…" (Sal. 31:19a). Una traducción judía dice: "Cuán abundante es Tu bondad." El Salmo 25:8 dice: "Bueno y recto es el SEÑOR; por tanto, Él muestra a los pecadores el camino." En un comentario judío, Radak comenta lo siguiente sobre ese verso: "Porque Él es bueno y recto, no desprecia ni enteramente rechaza a los pecadores. Por el contrario, si desean arrepentirse, Él los aceptará y los guiará por el camino recto."

El Salmo 68:10 habla sobre la bondad de Dios hacia el pobre. Cuando tenemos al Espíritu de Dios en nuestro corazón, imitaremos Su carácter de benignidad/misericordia y bondad hacia los que nos rodean. Cada día en Puentes para la Paz, somos instrumentos de Dios hacia los necesitados, los nuevos inmigrantes, las viudas, los huérfanos y los que atraviesan dificultades. Las Escrituras dicen que la bondad de Dios atrae a los hombres y los encamina hacia Él (Rom. 2:4).

Fe/Fidelidad: El término hebreo para la fe y la fidelidad es emuná. En el pensamiento hebreo, la persona que tiene fe exhibe una vida de fidelidad, firmeza y resolución por cumplir lo que promete. Dios es el ejemplo perfecto de ese tipo de fidelidad. Su compromiso por cumplir lo que promete se ve hoy día mientras cumple las promesas que hizo en la antigüedad a Su pueblo Israel.

El autor Philip Birnbaum, en su libro Enyclopedia of Jewish Concepts [Enciclopedia de Concepto Judíos], dice: "El término emuná denota una creencia absoluta en la divina providencia, en la bondad constante de Dios, en Su ayuda y rescate durante tiempos de angustia. Eso se expresa en la esperanza judía por un mundo mejor y en su perspectiva positiva de la vida." Moses Mendelsohn dice: "Entre todos los preceptos de la Torá, no hay uno sólo que diga que debemos creer algo o no, sino que debemos hacer algo, o no debemos hacer lo otro."

Recuerde, Yeshúa dijo: "por sus frutos los conocerán." Una persona judía una vez le dijo a un amigo mío, "No me digas lo que crees. Permíteme observarte por una semana. Entonces luego de observar cómo vives, ¡te diré cómo crees!" Si realmente creemos en Dios, ¡nuestra fe afectará nuestras acciones! Nuestras vidas producirán ese fruto.

Humildad/Mansedumbre: La palabra hebrea para humildad o mansedumbre es anvá. La humildad es el opuesto al orgullo, lo cual Dios detesta. Joyce Meyers nos recuerda las palabras del profeta Samuel al rey Saúl: "¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus propios ojos, fuiste nombrado jefe de las tribus de Israel y el SEÑOR te ungió rey sobre Israel…?" (1 Sam. 15:17). Dios honra a aquellos que reconocen que nada pueden hacer sin Él.

"No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús…" (Fil. 2:3-5). Una falsa humildad no engaña a nadie, así como tampoco el amarrar frutos a un árbol para hacer creer que fueron producidos allí. Los que tratan de convencer a otros que son humildes no pueden mantener esa imagen por largo tiempo. Una persona de verdadera humildad evidenciará una actitud de servicio y mansedumbre consistentemente.

Dominio Propio/Templanza: Se ha dicho que el amor y el dominio propio son los dos extremos que mantienen unidos al fruto del Espíritu. El dominio propio se obtiene por medio de la auto-disciplina. ¿Recuerda nuestra comparación entre la manera de pensar griega y hebrea? La persona que es antropocéntrica (centrada en el hombre y en sí misma) raras veces exhibe dominio propio o templanza. La persona teocéntrica (centrada en Dios) comprende que Dios es el centro de la vida y de la comunidad. Esa persona valora el auto-control porque quiere dar la gloria a Dios y procura el bien de la comunidad.

Pablo, según su trasfondo judío y mentalidad hebraica, nos compartió la maravillosa promesa en Efesios 5 de que el Espíritu de Dios trabajaría en colaboración con nosotros para que podamos producir buen fruto en nuestras vidas. Dios sabe que todos luchamos con nuestras malas intenciones, pero es Su deseo que rechacemos la influencia de la carne en nuestras vidas y que permitamos la obra del Espíritu en nuestros corazones. Así produciremos buen fruto, visible por medio de nuestras acciones y estilo de vida, mientras nos relacionemos con Dios y con quienes nos rodean. Mi oración es que nos sometamos a  la obra del Espíritu mientras trabaja en nuestras vidas.

Rev. Rebecca J. Brimmer
Presidenta Internacional y CEO

Comentarios