POR AMOR A LA TORÁ
¡O, si
amásemos más la Palabra de Dios! El salmista escribe con pasión: "Mejor es para mí la ley de Tu boca que
millares de monedas de oro y de plata…¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella
mi meditación" (Salmo 119:72, 97). Tristemente, la Iglesia se queda
corta en la lectura bíblica diaria, según varias encuestas recientes. Y una
encuesta halló que los que leen la Biblia diariamente ¡la leen menos de ocho
minutos al día!
Poco después
de haber leído sobre esas encuestas decepcionantes, recibí un fascinante
artículo publicado en The Jerusalem Post
titulado: "Estudiando la Biblia con Bibi," quien es el Primer
Ministro israelí Benjamín Netanyahu. Justo antes de Shavuot (Pentecostés), Netanyahu se reunió con 16 rabinos,
eruditos, arqueólogos y lingüistas bíblicos para realizar un estudio del libro
de Rut, que se lee tradicionalmente todos los años en esa época.
Netanyahu
sigue el ejemplo de dos previos primeros ministros que regularmente auspiciaban
estudios bíblicos: David Ben-Gurión y Menájem Begin. Cuán bendecido es Israel
de que su Primer Ministro diga en estos tiempos:
"La Biblia es el fundamento de
nuestra existencia. Unifica al pueblo judío, así como lo ha hecho por muchas
generaciones. No sólo sirve como fundamento, sino también como mapa y compás.
La Biblia es siempre relevante para los problemas y retos de hoy día. Nos
inspira; es fuente de vida para nuestro pueblo, y creo que es importante que
fomentemos el estudio de la Biblia y el amor hacia la Biblia en todas partes de
la nación."
¡Cuánto
deberíamos seguir la recomendación de Bibi y convertir eso en nuestra
prioridad!
Para el
pueblo judío, la Torá podría
referirse simplemente a los primeros cinco libros de la Biblia (Génesis a
Deuteronomio) o a toda la Escritura Hebrea (nuestro Antiguo Testamento). La
palabra Torá usualmente se traduce
como "ley," que es lamentable porque da la impresión de que la
Palabra de Dios, o la mayor parte de ella, no es más que un conjunto de leyes y
reglamentos. Una mejor traducción del término hebreo sería "dirección o
instrucción."
Jeff Benner,
fundador del Centro para Investigación de Hebreo Antiguo, explica: "Cuando
un padre enseña a su hijo una nueva tarea, y éste demuestra la disposición de
aprender, pero no capta plenamente la enseñanza, el padre no castiga al hijo
sino que lo anima y fortalece la enseñanza. La Torá de Dios son Sus enseñanzas dadas a Sus hijos con amor para
animarles y fortalecerles."
La raíz para
el sustantivo Torá es la forma verbal
de yará, que significa
"señalar" o "encaminar." De esa manera, la Torá de Dios nos señala el camino hacia
la vida y nos preserva de caminos que conducirían a la destrucción de nuestras
almas (Sal. 119:50, 93). Para los cristianos, el Nuevo Testamento también es
parte de la "instrucción" de Dios que nos señala el camino. Con eso
en mente, he escogido el título para este estudio, refiriéndome a toda nuestra
Biblia. Sin embargo, el 59% de la Biblia consiste de Escritura hebrea, que no
tendríamos hoy si no fuese por el pueblo judío.
Preservación de la Torá:
Cuán
agradecidos debemos estar con el pueblo judío por haber preservado la
integridad de la Biblia desde tiempos de Moisés. El mundo no comprende cuán
meticulosamente hicieron eso hasta que descubrieron los rollos del Mar Muerto
en 1947 y 1956. Anteriormente, las copias más antiguas sólo eran del año 915
d.C. Los Rollos del Mar Muerto datan de casi 1,000 años antes de eso.
Asombrosamente, encontraron muy poca diferencia entre esas copias y la Biblia
Hebrea moderna. Eso se debe a unas reglas muy estrictas que han seguido los
escribas de la Torá, descritas en
parte en el sitio Web de The Virtual
Bible Museum [El Museo de la Biblia Virtual]:
Aunque la mayoría de los escribas se aprendían las
Escrituras de memoria, no se les permitía escribir una sola palabra de memoria.
Deberían usar el texto "tikkun,"
o perfecto, que fue pasado desde generaciones anteriores. Cada palabra tenía
que ser corroborada con copias más viejas, y luego la escribían. Una vez que el
pedazo de pergamino estaba completo, las letras, las palabras y los párrafos
tenían que ser contados y salir idénticos al documento original. Cada letra
tenía que ser clara y legible, y ninguna letra podía tocar la próxima. Si
tuviese un solo error, la página entera tenía que volverse a copiar.
Luego, cuando el pergamino estaba perfecto, tenía
que ser chequeado por tres rabinos antes de que se cociera a otros pedazos de
pergamino para formar el rollo entero de la Torá.
Un rollo de la Torá consiste de cómo
250 páginas de pergamino y, si se desenrollase completamente, ¡podría medir
como 100 yardas [91 metros] de largo! Aún cuando el rollo ya estaba finalizado,
era revisado nuevamente en 30 días. Si una o dos páginas tuviesen errores, esos
errores serían corregido y el rollo podría ser usado. Pero si tres o más
pergaminos tuviesen errores, el rollo no sería apto para uso y ¡tendría que
copiarse todo de nuevo!
Si un rollo se pusiese viejo y
desgastado, su uso sería descontinuado dada la posibilidad de que alguien la
usara para hacer copias, corriendo el riesgo de cometer algún error debido a
letras desgastadas o manchadas.
Los escribas
aprendían a formar cada letra de manera uniforme, y no según la ortografía
personal del escriba, para evitar que otros copistas no la pudieran leer. Ese
método tan escrupuloso de copiar las Escrituras nos debe hacer apreciar y
valorar mucho más los primeros 39 libros de nuestra Biblia. Por otro lado, los
cristianos también han pagado un alto precio para darnos la Palabra de Dios.
Muchos de los primeros traductores de la Biblia a otros idiomas fueron
asesinados, muchos traductores modernos han pasado gran parte de sus vidas
entre poblaciones extrañas para darles la Biblia en su propio idioma, y otros
han contrabandeado Biblias a lugares donde han sido prohibidas.
Reverencia por la Torá:
La Torá no sólo fue copiada con gran
diligencia, sino también con gran reverencia. El sitio Web anterior añade lo
siguiente:
Los escribas tenían que hablar y
cantar a voz audible cada palabra mientras escribían. Lavaban sus manos antes
de cada sesión, no sólo para que estuviesen limpias, sino para preparar su
corazón y mente para realizar el acto sagrado de redactar la Palabra de Dios.
También oraban antes de cada sesión…Pero cuando escribían la palabra
"Jehová,” el nombre de Dios, el escriba tenía que lavar la pluma y bañar
su cuerpo entero en un "mikvé,"
un estanque natural de agua corriente.
Aunque
existen prensas en la actualidad, todos los rollos de la Torá son copiados a mano por escribas siguiendo las mismas reglas
de tiempos antiguos. Les toma por lo menos un año copiar los cinco libros, y el
rollo podría costar como $10,000 o más, así que una Torá es la posesión más preciada de una sinagoga.
La palabra Torá es femenina, así que es tratada
como una novia. Varias veces he presenciado la alegre procesión en la calle,
dirigida por el rabino y los miembros de una sinagoga, mientras recorren el
vecindario luego de haber comprado o recibido un nuevo rollo de la Torá. Un camión muy decorado en luces, y
una enorme corona alumbrada en la parte superior, abre el camino lentamente. Va
acompañado de alegre música para que las personas salgan de sus hogares a la
calle. Luego, el rollo de la Torá va
detrás, bajo un dosel o toldo, con hombres danzando alrededor.
Cada rollo
está protegido por una fina cubierta de seda o terciopelo, o un estuche labrado
de oro o plata. Encima lleva un adorno de plata y una corona de plata. Las asas
de madera también llevan adornos de plata con campanitas, parecidas a las que
usaban los sumos sacerdotes sobre su ropa (Éx. 39:8-26). Cuando remueven un
rollo del arca (armario), la congregación se para en reverencia. Un hombre
entonces carga el rollo tiernamente alrededor de la sinagoga, y los miembros de
la congregación lo pueden tocar y besar. Ellos no adoran la Torá, sino que reconocen su santidad y
expresan su amor hacia ella.
Cuando se
termina el año del calendario judío, el mundo judío también finaliza su lectura
de Génesis a Deuteronomio. Los hombres danzan abrazando el rollo en las
sinagogas y en las calles. La celebración pública de Jerusalén permite que
cristianos y judíos dancen juntos con gran gozo por la Torá, lo que nos recuerda cómo David danzó cuando llevó el Arca del
Pacto a Jerusalén.
Se honra la
Palabra de Dios no sólo durante los servicios en la sinagoga y fiestas
especiales, sino a lo largo de todo el día. Ellos besan la Torá cuando entran y salen de una habitación o edificio al tocar la
mezuzá, una pequeña caja fijada en el
marco de las puertas que contiene porciones de las Escrituras (Deut. 6:8 y
22:12). Los hombres "llevan encima" la Palabra de Dios cuando se
ponen el manto de oración sobre la cabeza (talit)
y las cajas de las Escrituras sobre la frente y el brazo durante las oraciones
matutinas (tefilin). Los flecos y la
forma de amarrarlos, a veces denominado como las Escrituras en tela, son
símbolo de las 613 leyes de la Torá.
El judío
ortodoxo considera que no orar con tefilin
por la mañana es señal de falta de respeto a Dios. De la misma manera que un
soldado no debe aparecer ante su oficial de mando sin uniforme, ningún súbdito
debe aparecer ante el Rey del Universo sin la apropiada vestimenta. Por esa
razón, los hombres ortodoxos se lavan y se visten antes de ponerse el tefilin. Recitan una hermosa porción de
la Biblia mientras amarran la tira de cuero de su tefilin alrededor de la mano y los dedos en forma de la letra shin, la letra hebrea que representa a El Shaddai (Dios Todopoderoso). Dicen: "Te desposaré conmigo para siempre; sí,
te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión;
te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al SEÑOR" (Oseas
2:19-20). ¿Puede imaginarse a sí mismo recitando ese verso todas la mañanas al
Señor?
Todos esos
actos les recuerda quiénes son, que son un pueblo bajo pacto con Dios, y que deben
andar según las instrucciones de Dios dondequiera que vayan y con todo el que
se encuentren. Los cristianos tenemos mucho que aprender de nuestros amigos
judíos respecto a su reverencia hacia la Palabra de Dios.
El Estudio de las "Instrucciones" de Dios:
El amor y la
reverencia a la Biblia es lo que nos motiva a leerla, ¿pero cuántos de los
cristianos la estudian de verdad? Aquí también los judíos nos pueden servir de
ejemplo.
De entre el
pueblo judío, los ortodoxos son los más estudiosos de la Torá, y muchos pasan toda su vida en estudio. Sin embargo, no sólo
los que deseen ser rabinos pueden estudiar en una yeshivá (o centro de
estudio), incluyendo algunas mujeres, en ciertas ocasiones. Los cristianos
pensamos que el estudio judío se centra meramente en "la letra de la
ley," pero según un maestro de la Torá
judío, eso no es cierto. "El estudio de la Torá debe hacerse en el espíritu correcto…es esencial que se capte
el Espíritu de la Torá, no
simplemente la letra. Porque la letra de la ley produce una obediencia seca y
carente de significado, pero cuando el espíritu es captado, crecemos para amar
y obedecer con gozo las leyes de Dios, que es la única manera aceptable de
vivir la Torá."
Una de las
oraciones que recitan cada mañana dice: "Que sea Tu voluntad…Dios
nuestro…que nos acostumbres a Tu Torá
y nos apegues a Tus mandamientos." ¡Qué petición más hermosa, de estar
apegado a la Palabra de Dios! El Dr. John Garr, fundador y director ejecutivo
de la Fundación Restauración, escribe que para el judío, el estudio de la Torá es "la forma más elevada de
adoración…no es estudiar para comprender; es estudiar para hacer." Y ese
es el propósito del estudio: aplicarlo a la vida diaria. Si no estudiamos, no
sabremos cómo vivir. Sin embargo, si no sabemos cómo estudiar adecuadamente,
llegaremos a respuestas erróneas.
Muchos
cristianos que no estudian la Biblia regularmente dicen, con cierta validez,
que no la leen porque es muy difícil de comprender. ¿Cuántos libros escritos
hace 2,000 ó 3,000 años ha leído usted recientemente? El hecho de que la
podamos leer en nuestro propio tiempo e idioma es asombroso. Y un libro tan
antiguo requiere ser leída de manera diferente a cualquier otro libro. Miremos
algunos versos que nos deben animar en esa tarea.
Qué es la Palabra…Hebreos 4:12 - "Porque
la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos
filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y
los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones
del corazón." Ningún otro libro representa una palabra
"viva." Ningún otro libro puede penetrar hasta el alma y el espíritu
hasta llegar al centro del hombre para detectar los pensamientos, las
motivaciones y las emociones del ser humano. Ningún otro libro puede llegar
hasta la duda y la incredulidad.
Éste no es un
simple libro, sino una espada. Charles Spurgeon se imaginaba que David valoró
grandemente la espada que usó para decapitar a Goliat porque tenía la mancha de
la sangre de Goliat. Nuestra "espada" tiene la mancha de sangre de
Otro (de Yeshúa o Jesús), así que
debemos valorarla grandemente y usarla con mucho cuidado.
Qué hace la Palabra…2 Timoteo 3:16-17 - "Toda
Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir,
para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
equipado para toda buena obra." Debemos recordar que cuando se
escribió ese verso en el primer siglo, la "Escritura" a la que se
refería Pablo era la Ley, los Salmos y los Profetas, nuestro Antiguo
Testamento. Pablo decía que toda la Palabra de Dios (casi el 59% de la Biblia,
la que muy pocos cristianos leen) ¡nos hace perfectos y aptos para hacer
cualquier cosa que nos pida el Señor!
Fíjese lo que
perdemos si no estudiamos la Biblia: enseñanza doctrinal (las verdades
fundamentales de las escrituras), reprensión (nos convence de nuestro error),
corrección (nos endereza o restaura) e instrucción en justicia (adiestramiento
repetitivo para lograr cambio en conducta). Recuerde, ¡todo eso lo podemos
encontrar en el Antiguo Testamento! Y en el año 397 d. C., la Iglesia también
reconoció los libros del Nuevo Testamento como Palabra de Dios. Además, en 2
Pedro 3:15-16, Pedro sitúa las cartas de Pablo al mismo nivel de las Escrituras
Hebreas. Así que, con toda esa Escritura junta, tenemos una poderosa
herramienta en nuestras manos.
Cuál es nuestra responsabilidad…2 Timoteo 2:15 - "Procura
con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad." Eso significa que debemos esforzarnos
diligentemente en el estudio de la Palabra. La palabra griega para
"diligencia" implica ser celoso, persistente, intenso, ferviente o
dedicado. Eso también es reafirmado por el término "obrero." El
estudio puede ser laborioso; requiere diligencia para comprenderla, y no una
mera lectura de ocho minutos al día.
Regularmente,
nuestros textos en español traducen ese término griego como "manejar con
precisión" o "trazar bien" la Palabra de verdad, pero la palabra
original significa "cortar rectamente." Puede aludir a cortar o
trazar un camino derecho, como cuando uno corta una tela en línea derecha para
que las piezas se puedan unir de manera apropiada. Si no interpretamos la
Palabra de Dios correctamente, no se parecerá a la verdad que Dios
intencionalmente expresó en las Escrituras. Debemos manejarla con precisión en
lugar de torcerla y sacarla de contexto para que diga lo que nosotros queremos
que diga. Interpretaciones erróneas producen herejías y falsas religiones. Si
las personas siguen enseñanzas humanas equivocadas, pueden ser conducidas por
caminos desviados, pensando que siguen la verdad.
CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA:
Quiero
terminar con algunas sugerencias generales para ayudar a los que no estén muy
acostumbrados al estudio de la Biblia.
1. Elabore un plan de estudio bíblico. Usted tendrá más probabilidad de leer o estudiar la
Biblia si tiene un plan. Existen muchos planes de estudio en el Internet, o
puede conseguir uno de algún ministerio cristiano, para que pueda conducir su
estudio diario. También puede leer toda la Biblia en orden cronológico desde
Génesis a Apocalipsis, lo que es una buena manera de adquirir un cuadro
completo de la Biblia, y puede dejar los estudios tópicos para luego.
Aunque muchos
estudios se basan en leer toda la Biblia en un año, eso podría ser demasiado
contenido para los recién iniciados. Si uno no logra hacer la lectura de ese
día, uno se podría atrasar y se le haría demasiado difícil recuperar el ritmo,
haciendo que uno se desanime y abandone la lectura totalmente. Es mejor leer al
ritmo de uno mismo. Lo importante no es cuánto uno logra leer, sino cuánto uno
puede sacar de la lectura. Uno podría leer varios capítulos en un día, o sólo
varios versos la próxima vez. Cuando sienta que el Espíritu Santo le esté
hablando, deténgase a escuchar, y tome el tiempo para meditar en lo que aprende
o investíguelo un poco más.
2. Compre una Biblia de Estudio. Una buena Biblia de estudio incluirá una
concordancia, mapas, ilustraciones, diagramas, referencias relacionadas,
introducciones de cada libro y comentarios. La versión Reina Valera Gómez de
2010 es fidedigna a los idiomas originales, además de la Nueva Biblia de los
Hispanos (NBLH) y la Nueva Versión Internacional (NVI), las que también tienen
un vocablo más parecido al moderno. Algunas otras versiones son paráfrasis y no
traducciones literales. Son más fáciles de leer pero no son buenas para hacer
estudios serios.
3. Conozca las reglas generales para hacer una
interpretación correcta. Como la
Biblia es un libro antiguo, debemos comprenderla según el tiempo en que fue
escrita. Debemos comprender su lenguaje, cultura, historia y geografía, y no
leerla según la mentalidad del siglo 21. También encontrará mucha otra ayuda en
el Internet si hace una búsqueda bajo "Cómo estudiar la Biblia."
4. Consiga las herramientas necesarias. Existen numerosos maestros y comentaristas
bíblicos, pero le quiero animar a estudiar la Biblia por su cuenta. No hay nada
más emocionante que descubrir las verdades "escondidas" luego de
indagar más profundamente en el texto. De la misma manera en que un carpintero
requiere herramientas para su labor, nosotros también necesitamos las nuestras.
Conozca cuáles son: léxicos, Biblias interlineales, Biblias tópicos, atlas,
etc. Casi todos se pueden encontrar en el Internet de gratis, así que no
necesita invertir en una costosa biblioteca.
5. Permita que la Biblia le hable por sí misma. Ponga a un lado su propia teología y sus previas
opiniones, y esté dispuesto a cambiarlas, si la Biblia le dice otra cosa. No
use la Biblia para corroborar sus propias ideas.
6. Dependa del Espíritu Santo para que sea su
maestro. "Pero el Consolador, el Espíritu
Santo,…Él les enseñará todas las cosas…" (Juan 14:26). Si lo invita,
puede confiar que el Espíritu Santo le acompañe y le enseñe. Haga una oración,
como el Salmo 119:18, antes de que abra su Biblia: "Abre mis ojos, para que vea las maravillas de Tu ley."
Aunque los comentarios y las enseñanzas de otros son muy buenas, no dependa de
ellos. Primero procure todo lo que el Espíritu Santo le pueda enseñar, con la
ayuda de sus herramientas, y luego consulte los comentarios para ver si le
pueden añadir luz a lo que usted no entendió por su propia cuenta, y compárelo
con sus propios hallazgos. (Siempre use más de un comentario, para obtener una
variedad de interpretaciones.)
¿Está listo a salir en busca de tesoro? En 2010, unos arqueólogos encontraron una vasija de
cerámica en Meguido llena de tierra, y la enviaron a limpiar y analizar. Hace
unos meses, cuando removieron toda la tierra, encontraron un botín lleno de
tesoro en plata y oro, algunas cosas sin paralelo. Eso es lo que es un buen
estudio bíblico: el descubrimiento de un tesoro escondido. "Me regocijo en Tu palabra, como quien halla un gran botín" (Sal.
119:62). Una vez que haya experimentado lo que el Espíritu Santo le puede
ayudar a descubrir, nunca querrá volver a una lectura somera de la Palabra.
Por Charleeda
Sprinkle,
Editora
Asistente
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