¿Usted Aceptaría Ser el "Tercero"?


Escondido en las Montañas Ozark, Kanakuk Kamp es un increíble campamento de verano para jóvenes. Existen otros campamentos dedicados al entrenamiento de atletas, pero Kanakuk Kamp tiene un objetivo singular: “Formar y entrenar líderes que sepan servir”.

Mi hija Megan participó recientemente de ese campamento por primera vez. Cuando regresábamos a casa, al final de su estadía allá, le pregunté a Megan cual fue la más profunda verdad que aprendió en aquella semana. “¡Que yo estoy en tercer lugar!”, fue su respuesta. “Dios está en primer lugar, las otras personas en segundo lugar y yo en tercero lugar”.

Esta afirmación suena para nosotros simple, muy virtuosa e idealista. La aplicación de esa verdad de forma realista y práctica no es fácil, como Megan pudo aprender a través de la historia real contada por Joe White, sobre Johnny Ferrier.

El capitán Ferrier aprendió sobre “yo soy el tercero” mucho años atrás y partió para vivir ese principio, como destacado atleta y piloto de jets altamente habilitado y condecorado. La más vívida demostración de su compromiso con ese principio, surgió durante el acontecimiento que le costó la vida.

Por ocasión de una exhibición aérea, él volaba junto con otros tres aviones, cuando dieron inicio a una difícil maniobra, en que deberían seguir en cuatro direcciones diferentes para formar una cruz. Cuando el capitán Ferrier apuntó su Jet en dirección al suelo, la manija de control se trabó. Al informar a la torre de control del problema, le ordenaron por radio que se eyectase de la aeronave.

Pero había una casa en la ruta del jet y Ferrier se rehusó a saltar del avión. En vez de eso, algunos segundos antes de que el avión chocase con la casa, de algún modo él consiguió liberar el control y pasar por encima de ella. Como volaba muy bajo, el avión cayó en el jardín del otro lado de la casa. Colocándose en “tercer lugar”, para salvar la vida de los que estaban en la casa, Ferrier tuvo que sacrificar la suya.

Otro estudiante de Kanakuk Kamp dio testimonio de ese heroico evento. Al terminar de contar la admirable historia de su amigo a un grupo en el campamento. Una mujer se aproximó a él y comentó con simplicidad: “Su amigo fue un héroe”. Sabe, yo estaba durmiendo dentro de la casa que el Capitán Ferrier evitó destruir, al morir”.

El Capitán Ferrier es ejemplo del nivel de integridad y dedicación a un principio que pocos de nosotros alcanzamos. El ejemplo máximo de ese principio es Jesucristo, que vivió lo que enseñó: “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos.” (Juan 15:13).

¿Por qué cuento esa historia a personas como usted que vive en el medio profesional o empresarial? Obviamente, el ambiente de trabajo raramente requiere que alguno muera. Pero necesita, definitivamente, de personas que estén dispuestas a colocarse “en tercer lugar”, colocando a Dios y a los otros, delante de sí mismas y de sus objetivos. Esto puede significar pasar por inconveniencias a favor de otro, sacrificando tiempo para ayudar a un compañero de trabajo en un proyecto importante, o aconsejando a un cliente a negociar con otra empresa, que pueda satisfacer mejor sus necesidades.

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros” (Filipenses 2:3).

CBMC INTERNATIONAL
Por Rick Boxx


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