No nos Dejes Caer en Tentación


Actualmente ha sucedido con tanta frecuencia que ya no nos sorprende: líderes, políticos, ejecutivos, deportistas y hasta miembros del clero, cometiendo infracciones éticas o sorprendidos en medio de serios escándalos. Es el mundo en que vivimos. A lo largo de la historia, líderes reconocidos y poderosos, cayeron de sus posiciones de influencias al fondo de inmensos fracasos.

¿Pero no sería esa la norma? ¿El poder corrompe; y el poder absoluto corrompe absolutamente?

Podríamos argumentar que nadie es perfecto. O usar como defensa: “Somos solo humanos”. Aunque ambas sean verdaderas en cierta medida, no disculpan comportamientos antiéticos o inmorales. El hecho de que tales actos todavía choquen, resalta la realidad de que padrones éticos y valores morales todavía es lo que esperamos de nuestros líderes. La cuestión no es como convencer a esos líderes a vivir de acuerdo con las exigencias éticas y morales; sino ¿cómo usted y yo podemos permanecer fieles a aquello que sabemos que es correcto o incorrecto?

Al leer el “Manual de Negocios” atemporal, conocido por el nombre de Biblia, encontramos la siguiente evaluación de la condición humana: “Como está escrito:

No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10).

Ella no sirve de justificación para la falta de integridad o rechaza en seguir reglas morales comúnmente aceptadas. Al contrario, las Escrituras ofrecen avisos y sugestiones de cómo se atener y mantener elevados padrones de comportamiento.

Nadie está inmune. Años atrás el líder de una importante organización sin fines de lucro declaró: “La única área en que jamás fallaré es la de las relaciones”. Pocos años más tarde él fue sorprendido en adulterio con su asistente administrativa. La Biblia alerta: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Cuidado cuando todo esté bien. Somos más vulnerables a la tentación cuando todo está yendo bien y sentimos que tenemos todo sobre control. En momentos así, tenemos la tendencia de confiar en nuestra auto suficiencia, y dejamos de depender de Dios. “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido” (Salmos 30:6).

Todos nosotros tenemos un escape. “No pude evitarlo” – es la disculpa cuando nos rendimos a la tentación y fallamos ética o moralmente. La tentación puede parecer muy grande, pero si miramos a Dios, Él nos capacitará para evitar que la llevemos al paso siguiente: el pecado. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).

Todos necesitan ayuda. “Soy demasiado débil; no resisto la tentación”. Esto puede ser verdad, pero si creemos en la Biblia, ella nos asegura que podemos ser fortalecidos por Jesucristo para hacer lo que no podemos por nosotros mismos: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios12:10).

Por Robert J. Tamasy
MANÁ DEL LUNES CBMC INTERNATIONAL

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