LA NUEVA INQUISICION
Era el año 1569, durante el apogeo de la Inquisición Española Católica en Holanda. Dirk Willems, un humilde y piadoso seguidor de Jesucristo, yacía en una prisión esperando su muerte en la hoguera. ¿Su crimen? El haberse bautizado nuevamente después de haber confesado su fe en el trabajo terminado de Jesucristo en la cruz. Los archivos oficiales del pueblo establecían que el prisionero, "...persiste obstinadamente en su opinión... será ejecutado en la hoguera hasta que muera..."
Un día, Dirk, al encontrar su celda momentáneamente sin guardia, tomó la oportunidad para escaparse. Corrió a través de un lago congelado. La alarma sonó casi inmediatamente y un "cazador de ladrones" fue llamado para perseguir al prisionero que se había escapado. Escuchando el chasquido del hielo rompiéndose detrás de él, Dirk volteó la cabeza para mirar a su perseguidor que se había caído en la frígida agua. Pausando por un momento, Dirk regresó para rescatar a su enemigo de una muerte casi segura. Con una profunda gratitud, su perseguidor pidió a las autoridades que Dirk sea puesto en libertad. Su pedido fue negado. La fecha en que Dirk iba a ser ejecutado se mantuvo sin cambio alguno. Los archivos oficiales que todavía se conservan hasta hoy en día, nos dicen que "...un viento fuerte soplaba de la dirección este, y el fuego se apartó de la parte superior de su cuerpo y como resultado este hombre bueno sufrió una muerte lenta y horrible".
¿Podemos ver nosotros en esta historia el sufrimiento de Cristo por nosotros los pecadores? Las Escrituras declaran que "Dios es amor." El amor es la esencia de Su naturaleza. El trabajo que Dios hizo en crear un ambiente tan perfecto para el hombre, muestra en minucioso detalle Su pensamiento adelantado para los recipientes de Su amor, que iban a venir después, culminando así en Su plan para la redención de la humanidad después de la caída del hombre. El cordero sacrificado simbolizaba el supremo y máximo sacrificio del único Hijo de Dios, cuando en esas oscuras horas del Calvario, Él desató Su ira en contra del fruto más querido de Su amor. Desde la cruz vino la agonía y el grito de Jesús: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Jesús sabía la respuesta a esa pregunta. aunque la realidad era tan agonizante. el Hijo de Dios se hizo pecado y por lo tanto tuvo que sufrir el rechazo del Padre (2 Corintios 5:21).
¿Nos atrevemos a comparar el acto de "redención" de Dirk Willems con lo que hizo nuestro Salvador? ¿Deberíamos nosotros, como Cristianos, tomar ese paso más allá de regocijarnos en nuestra salvación hasta el punto de ser un cordero dispuesto a ser sacrificado, como lo hizo Dirk Willems, cuando se nos presente la oportunidad?
Entremos en otra arena, apartándonos totalmente de los tiempos de la Inquisición Española del siglo dieciséis. Tenemos otra "inquisición" que se está levantando muy lejos en la parte este y está alcanzando proporciones alarmantes en nuestros tiempos presentes.
En Arabia Saudita, por ejemplo, existe una censura total a todo lo que sea Cristiano; uno no puede llevar una Biblia en la calle o tener un estudio Bíblico en la privacidad de su propia casa. Aún en la embajada Americana, donde está la bandera Americana, servicios Cristianos están prohibidos. Oficialmente la pena de muerte es aplicada en Arabia Saudita y en otros países musulmanes, a todo musulmán que quiera convertirse a otra religión.
Solamente Musulmanes pueden ser ciudadanos de Arabia Saudita. Aún en países Árabes donde "Sariá" (la ley islámica) no es aplicada por el gobierno, la influencia Islámica previene la libertad de prensa, la libertad de expresión, de religión y de conciencia. En territorios dominados por la Organización Palestina, los Árabes Cristianos, quienes una vez tuvieron libertad bajo el gobierno de Israel, ahora sufren persecución, encarcelamiento y muerte por expresar su fe. Y aún así, ni la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ni el gobierno Americano protesta tal opresión detrás la cortina Islámica. Los Musulmanes construyen mezquitas y tienen sus servicios en completa libertad en el mundo occidental, pero en sus propios países ellos niegan esas libertades a otros. En vez de reportar esta hipocresía, la prensa mundial la cubre.
El Islam se esparció rápidamente bajo Mahoma y sus sucesores a través de lo que se llama "Jihad" (guerra santa). Mahoma mismo planeó 65 campañas y personalmente dirigió 27 de ellas que consistió en una agresión y traición descarada. Este increíble "evangelismo" ganó "convertidos" al filo de espada. En su apogeo, el Islam había conquistado todo África del Norte y casi tomó toda Europa.
El Islam continúa con sus conquistas alrededor del mundo. Los invasores de hoy en día son los millones de inmigrantes que se han convertido al Islam a través de representaciones falsas. Uno puede ver en televisión mujeres que están muy bien vestidas y dicen haberse convertido al Islam y hablan de sus gozos y la manera pacífica del Islam. Pero en Arabia Saudita, ellas tendrían que cubrirse todo el rostro con solamente los ojos al descubierto, tendrían que llevar vestidos sencillos y sin adornos, no podrían manejar un automóvil, podrían ser una de las cuatro esposas maltratada habitualmente por su marido, no podrían divorciarse solamente con el acto de denuncia y serían esclavas virtuales bajo la ley "sariá".
La meta más codiciada del Islam, delineado en el Corán y en el Hadita (la tradición escrita del Islam), se mantiene la misma; el traer a toda la humanidad en completa sumisión (eso es lo que "Islam" significa) y matar a todos los "infieles" (los que no creen en Alá y en su profeta Mahoma). El Islam (en obediencia al Corán y siguiendo el ejemplo de Mahoma) es la fuerza que está detrás de la mayor parte del terrorismo hoy en día. De acuerdo al Hadita, Mahoma declaró: "La hora final no llegará hasta que los Musulmanes peleen contra los judíos y los Musulmanes los maten."
Mucha gente occidental ingenuamente acepta a Alá, quien inspiró a Mahoma, como el Dios de la Biblia. Pero, Alá no tiene hijo y rechaza la Trinidad, no se le puede conocer y fue el ídolo/dios pagano de la tribu de Mahoma antes que él hubiera nacido. Alá le dice a los Musulmanes, "No se hagan amigos de los Cristianos ni de los judíos... maten a los idólatras (infieles) dondequiera que los encuentren... Peleen en contra de aquellos quienes... no creen en Alá y ni tampoco crean en el último día." Pero el verdadero Dios de la Biblia quiere que los hombres lo conozcan (Jeremías 9:24), un conocimiento de Dios es crucial para la salvación (Juan 17:3). Los Judíos son Su "pueblo elegido" (Éxodo 6:7; Levítico 20:26; 1 Crónicas 16:13; Salmo 105:6, etc.) y los Cristianos son Sus queridos hijos (Romanos 8:16, 21; Gálatas 3:26; Efesios 1:5; 5;1, etc.).
En vez de convertir por la fuerza, Cristo dijo que sus discípulos no pelearan porque Su reino no era de este mundo (Juan 8:36). Indudablemente, Él le dijo a Sus discípulos, "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que ultrajan y os persiguen. (Mateo 5:44).
Cristo dio Su vida para salvar a los pecadores y Sus seguidores tienen que estar dispuestos a arriesgar sus vidas para llevar las buenas noticias al mundo entero. La salvación bíblica es un regalo pagado por la muerte de Cristo quien dijo, "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15). Ese mandato incluye un billón de Musulmanes viviendo hoy en día. Eso presenta un tremendo (e ineludible) desafío para cada Cristiano. Pero, ¿cómo puede uno llevar el evangelio a aquellos que pueden ser asesinados por creerlo? ¿O a quienes nos puedan matar por ofrecérselos? El morir peleando infieles es el único camino seguro para que un Musulmán pueda ganar su entrada al Paraíso. Y aún así, Cristo también murió por los Musulmanes, y Su amor nos obliga a compartir las Buenas Noticias.
Atentados para evangelizar Musulmanes no han tenido mucho éxito por razones obvias. Sin embargo, últimamente una nueva y aparentemente más efectiva manera está siendo adoptada: usando las escrituras Musulmanas para presentar a Cristo. El Hadita atestigua, o da fe, o acepta el nacimiento por una virgen, la vida sin pecado y los milagros de Cristo, quien es llamado "la Palabra de Alá." algunas porciones del Corán también, hablan bien de Cristo; que Él nació de la virgen María (Sura 3:45-47; 21:91, etc.); que Él es el ejemplo más admirable (43:47); y que es Él, quien solamente es llamado "Isa," que quiere decir Salvador (3:45).
Mientras que Mahoma no pudo hacer ningún milagro (17:90-96; 29:50-52, etc.), Cristo sí lo hizo (26:63) y diferenciándose de Moisés, quien hizo milagros bajo el mandato de Dios, Jesús hizo milagros por su propia iniciativa (26:63, etc.), aún resucitando los muertos (3:49; 5:110; 36:78-79, etc.). Además, el Corán declara que Mahoma era un pecador (9:43; 40:55; 47:19; 48:2; 294:1-3, etc.), pero Jesús no cometió pecado alguno (19:17-19). El Anticristo (Dajjal) es un tópico de suma importancia en el Hadita y es a quien estos escritos anuncian de su venida. Él es llamado el "Cristo falso" quien engañará a muchos cerca al final de los tiempos. El Hadita enseña que Jesús va a regresar al final de los días para destruir al Dajjal. La creencia en "el último día" es parte crucial de la fe Musulmana (2:62).
Pero, a pesar del honor y la reverencia que es dada a Jesús, el Jesús del Islam no es el Jesús de la Biblia sino "otro Jesús" (2 Corintios 11:4). Mientras que el Corán en algunos de sus escritos honra partes de la Biblia como "el Libro" y a ambos, Judíos y Gentiles, como "la gente del Libro," muy a menudo contradice la Biblia: niega que Jesús es Dios (3;59, 62; 4:171) y también niega que murió en la cruz (4:157-58; 5:116-20) por nuestros pecados. Una tradición primitiva decía que, a petición de Cristo, un discípulo que se parecía a Él, lo suplantó, rescatándole así de la cruz y muriendo en el lugar de Cristo.
Otros pasajes, sin embargo, indican que Jesús sí murió (3:33,55; 5:117; 19:33) y muchos profesores Islámicos aceptan este punto de vista o esta manera de pensar. El Corán niega o no acepta que una persona pueda morir por otra (17:13-15; 35:18). En realidad dice que "ninguna alma (pecador) deba llevar la carga (pecado) de otra". Desde el momento que Jesús era sin pecado alguno, Él tendría que ser una excepción.
Para que el pecador sea perdonado apropiadamente, Cristo tuvo que pagar la pena demandada por la justicia de Dios; pero este concepto es totalmente extraño al Islam. Lo que dice el Corán es incertidumbre: "El perdón solamente es otorgado por Alá hacia aquellos quienes hacen maldad en ignorancia y que inmediatamente después van a acudir a Alá en arrepentimiento... Alá perdonará a todos, excepto aquellos a quienes Él decide no hacerlo..." (4:17, 116). Las palabras "ignorancia" e "inmediatamente' no son definidas y tampoco se explica la razón por la cual Alá decide perdonar a unos y no a otros. Tampoco el arrepentimiento garantiza el perdón.
En contraste, la Biblia ofrece el perdón a todos. Cristo murió hasta por aquellos que lo odiaban y pidió a su Padre que perdonara a aquellos que lo crucificaban (Lucas 23:34). En la vida real, el perdón de Alá nunca viene a tiempo para prevenir a que le corten a un individuo una mano, un pie o una oreja, como castigo por haber robado. Cientos de Iraquís, mutilados por este inhumano decreto, se fugan a campos que bordean ese país. Y aun así, el secuestro de individuos no requiere mutilación porque una persona no es considerada una propiedad. La fornicación tampoco requiere mutilación, mientras que un trivial e insignificante robo sí requiere mutilación.
Las contradicciones encontradas en el Corán son justificadas y es la Biblia, dicen la que está corrompida. Pero el Corán fue mandado a que sea como un "guardián" de la Biblia (5:48); por lo tanto, si la Biblia fue corrupta, el Corán es el responsable y ésta falló totalmente. El libro sagrado de los Musulmanes en sí mismo admite que mucho del texto es ambiguo (3:7); Musulmanes inclusive a veces preguntan a "la gente del libro" por aclaración (21:7).
El Corán también se contradice a sí mismo. Del acuerdo a este libro Alá creó todo en un "abrir y cerrar de ojos" (54:49,50), "en dos días" (41:9,12), "en cuatro días" (41:10), "en seis días" (7:54; 10:4;, 32:4), "en un día" que es igual "a mil años" (70:4); Jesús no es el hijo de Dios (4:171), pero aún así, sí lo es (19:17-21), etc.
Cuando mencionamos el Hadita y el Corán, tenemos que aclarar que no estamos aprobando estos escritos. Consideremos la discusión que tuvo Pablo con los filósofos en la colina a Marte, "...como algunos de vuestros propios poetas también han dicho..." (Hechos 17:28). Pablo no estaba sugiriendo que estos autores o escritores habían sido inspirados por Dios, y también fue más allá de estos poetas para presentar el evangelio. De la misma manera, debemos tener cuidado de no ir más allá de lo que el Corán y el Hadita dicen acerca de Jesús para presentar el evangelio verdadero; de otra manera no habría una base para la salvación.
Para que un musulmán se convierta a ser Cristiano de verdad, él tiene que renunciar al dios falso del Islam, Alá, y su correspondiente evangelio falso de salvación por obras. Desafortunadamente, el evangelio bíblico está siendo corrompido para hacerlo más atractivo a los Musulmanes (en el mundo occidental se ha corrompido para atraer a casi todo el mundo). Muchos que se han "convertido" nunca han entendido el evangelio y por lo tanto no han creído el pasaje que dice: "porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree" (Romanos 1:16). El evangelio bíblico definitivamente no está en el Corán. Y aún así, los Musulmanes supuestamente van a alcanzar la salvación aceptando lo que está en el Corán. El autor del libro titulado "Edificando Puentes: el Cristianismo y el Islam (NavPress, 1997) da el testimonio de un Musulmán "convertido" al Cristianismo en Pakistán (p. 27):
"Mientras estaba escuchando la lectura del Corán en el radio día tras día, escuché que Cristo era sumamente honrado y me dije a mí mismo: Si quisiera que alguien interceda por mí ante Dios, ¿quién mejor que Cristo? Por lo tanto me puse a orar; Señor Isa (Jesús), por favor acude a mi ayuda. Quiero dedicar mi vida a Dios por intermedio de ti. Desde que tú eres sumamente honrado y estás sentado cerca de Él, tú puedes hacerlo".
El autor del libro entonces hace un comentario, "Después de eso, él se sintió como un nuevo hombre, mucho más feliz que antes..."
Esto es una ilusión similar a aquella en la que muchos decían, "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." (Mateo 7:22,23). El pedir al Isa del Islam que interceda por uno, no lo va a salvar. Uno debe creer en el evangelio para ser salvo: "Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (1 Corintios 15:3,4); "...para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Ese evangelio no está en el Corán, y no hay nada en el testimonio de ese "convertido" que pueda indicar que él lo sabía o lo creía.
El mismo autor declara que "60 por ciento de Musulmanes que han sido presentados con los métodos de ese libro han puesto su fe en Cristo..." Y aún así, ni Cristo ni sus apóstoles experimentaron ese porcentaje de convertidos. Jesús dijo que algunos serán salvados (Mateo 7:13-14). El autor entusiásticamente dice que los Musulmanes que se han convertido a Cristo "se han quedado por años en la comunidad Islámica.. sin ser detestables en sus propias comunidades" (p.10). Pero Jesús le advirtió a Sus discípulos: "Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre" (Mateo 10:22; Juan 15:20). ¿de todos? ¿excepto Musulmanes?
Tenemos que ser sabios y no ofender a nadie en la presentación del evangelio (1 Corintios 10:32), ya sean Musulmanes u otras personas a quienes el Señor nos da la gracia de presentar "las inescrutables riquezas de Cristo" (Efesios 3:8). Pero por el amor a Cristo (Mateo 26:31; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:8) y a la cruz (Gálatas 5:11) existe una ofensa que no se va a poder evitar. Debemos tener cuidado de realmente presentar el evangelio bíblico y que la persona a quien ministremos debe creer para poder ser salva. Nuestras almas serán maldecidas si en nuestro fervor y celo para que el mundo acepte el evangelio, nosotros presentemos otro evangelio que es aceptable al mundo pero no es bíblico.
Recordemos a Dirk Willems, quien, como representante de Cristo en esta tierra en otra época, deseosamente se aferró a la cruz para que su enemigo pudiera vivir. Es nuestro deseo que nosotros también ministremos el evangelio bíblico a los enemigos de Cristo en nuestra época, aunque veamos que los seguidores de Alá están ministrando muerte. La Cruz proclama que Dios es amor, un amor que conquista por el derramamiento de la preciosa sangre de Cristo por los pecadores:
En la debilidad como en la derrota,
Él conquistó la corona victoriosa;
Derrotó a Sus enemigos bajo sus pies,
mientras que Él mismo era pisoteado.
¡Qué victoria!
Título en inglés: "The New Inquisition"
© Periódico Publicado en julio del 2010 escrito por Dave Hunt
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