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Mostrando entradas de marzo, 2013

El triunfo de la fe en el amor de Dios

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(Pasaje de la epístola a los Romanos 8:28-39) “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia,

ORAD SIN CESAR

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Uno de los pocos principios bíblicos en que todos los cristianos podemos estar de acuerdo, a pesar de nuestras diferentes denominaciones, es la importancia de la oración. Los cristianos también comparten con los judíos la creencia de que la oración es una necesidad y un privilegio. Ambas religiones se basan en una relación con el Dios del Universo, y reconocen que la comunicación es esencial para una buena relación. Y ambas reconocen que tal comunicación sería difícil, si no imposible, si no fuese por las instrucciones fundamentales encontradas en la Biblia. Dependiendo de la traducción de la Biblia que usted tenga, la palabra oración (o alguna variante de ella, como orar, orando, etc.) se encuentra casi 600 veces, y la implicación del concepto es aún más frecuente. De hecho, la Biblia está muy enfocada en esa idea. Ambos Testamentos resaltan la comunicación entre Dios y el ser humano, y ofrecen ejemplos, refuerzan principios y establecen promesas. En las primeras páginas de l

¡DIOS ES BUENO TODO EL TIEMPO!

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Hay muchas referencias bíblicas sobre la bondad de Dios. Cuando Dios se describió a Sí mismo a Moisés, dijo: "El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad" (Éx. 34:6). El rey David escribió: "Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del SEÑOR en la tierra de los vivientes. Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR" (Sal. 27:13-14). Una de mis promesas bíblicas favoritas es: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan [obran] para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito" (Rom. 8:28). He escuchado decir: "Si algo es bueno, viene de Dios; pero si algo es malo, no viene de Dios." Estoy de acuerdo totalmente con la primera parte de esa declaración. ¡Dios siempre es bueno! Sin embargo, nuestra comprensión humana del bien y del mal no siempre va de acuerdo con la comprensión de D

“Si crees, verás la gloria de Dios”

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En la tumba de Lázaro, en Betania, todos lloraban: Marta, María y los judíos que las acompañaban (Juan 11:1-44). Incluso Jesús lloró, pues él siempre está cerca de los suyos, y más aún cuando sufren. Su presencia hacía que surgiesen muchas preguntas: ¿Por qué no vino antes? ¡Hubiese podido curar a Lázaro así como había sanado a tantos otros! ¿No hubiese podido evitar que Lázaro muriese? Jesús respondió a todos esos interrogantes diciendo a Marta: “Si crees, verás la gloria de Dios” (v.11:40). Pero Marta no comprendió esas palabras. Muchas veces tampoco nosotros comprendemos los pensamientos de Dios. ¡Están muy por encima de los nuestros! Marta no había comprendido, pero iba a ver la gloria de Dios. Aprendería que Jesús no sólo era aquel que curaba a los enfermos, sino también el que resucitaba a los muertos. Y mucho más aún: ¡Salva a las almas! Vio esa gloria cuando Jesús se acercó a la tumba y exclamó: “¡Lázaro, ven fuera!” (v. 43). Y el muerto salió, resucitado. Nosotros