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Mostrando entradas de octubre, 2012

Una mala excusa

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«¡Hay tantas cosas incomprensibles en la Biblia que ya no la leo!», decía alguien. Reconocemos que hay pasajes difíciles en la Biblia; ella misma lo afirma cuando habla de cosas “entre las cuales hay algunas difíciles de entender” (2 Pedro 3:16). Pero la mayor parte de ella presenta cosas muy sencillas que incluso están al alcance de un niño. Por ejemplo: “No hay justo, ni aun uno… no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:10, 22-23). Si usted es sincero, reconocerá que ha comprendido, porque esto le concierne. Cada uno de nosotros necesita ser liberado de esta triste condición de pecador perdido lejos de Dios. De una manera muy sencilla, Dios nos explica cómo podemos ser liberados de la justa condenación que alcanzará a todos los que no se hayan puesto en regla con él. “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31). Este versículo no presenta ninguna dificultad de comprensión, de modo que nadie podrá d

EL FRUTO DEL ESPIRITU

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En este Estudio de Israel, quiero que veamos el fruto del Espíritu desde una perspectiva hebraica. La mayoría leemos nuestras Biblias según nuestra propia formación cultural. Somos influenciados por los aspectos de nuestra costumbre, idioma, experiencia y casi 2,000 años de teología y tradición cristiana. Me pregunto, ¿qué significado tendrían esas palabras originalmente para el apóstol Pablo? La mayoría de los cristianos perciben a Pablo como un apóstol a los gentiles. Algunos creen que rechazó el judaísmo y la Ley Mosaica, y muchos teólogos opinan que comenzó una nueva religión: el cristianismo. Muy pocos en el mundo cristiano considerarían a Pablo como un judío. Pero, ¿cuál es la verdad? ¿Qué dice el texto bíblico? Pablo se describe a sí mismo como: "circuncidado a los ocho días de nacer, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo…" (Fil. 3:5). En Hechos 23, Pablo habló al Sumo Sacerdote y todo el Consejo (ta

La manifestación de la bendición

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La bendición fue la misión de Jesús. Él fue enviado por Dios para restaurar lo que se había perdido en el huerto de Edén a causa del pecado de Adán. Jesús expresó lo siguiente: «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él» ( Juan 14:21). Ese versículo aclara muy bien que Jesús desea revelarse a nosotros. No está evadiéndonos de ningún modo. Él está totalmente disponible. Por tanto, si no estamos disfrutando de Su presencia y de Su poder en nuestra vida, es por una razón: No estamos realizando lo que Él nos indicó que hiciéramos. No estamos guardando Sus mandamientos. ¿Por qué? Por una cosa, la mayoría de cristianos no tienen bien claro qué mandamientos deben guardar.  Lo único que conocen son los 10 mandamientos del Antiguo Testamento.  Sin embargo, Jesús tiene mucho más en mente. Cuando Él nos dijo que guardáramos Sus mandamientos, se refería a todo lo que se encuen

Equipado para la batalla

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Para ganar una guerra, hay que reconocer que se está en ella. Jesús nunca nos dijo que la vida cristiana sería fácil. De hecho, nos advirtió lo contrario. En Juan 16.33, Él aseveró solemnemente: “En el mundo tendréis aflicción”. La historia de la iglesia y el testimonio de nuestras vidas muestran que esto es así. Cada mañana, cuando usted y yo nos despertamos, estamos en una guerra. Muchos creyentes simplemente no toman en serio esta realidad. Sin embargo, cuando hablamos de guerra espiritual debemos recordar que cada día vivimos en medio de una batalla real y personal que debemos enfrentar. No reconocerlo resulta en una derrota constante y dolorosa. Los cristianos nos sentimos confundidos y desmoralizados, porque no entendemos por qué seguimos fracasando espiritualmente. Justo cuando creemos que hemos vencido algo, esto se yergue de nuevo para derrotarnos. Tomados desprevenidos: Una de las principales razones por la que los creyentes son derrotados, es porque el enemi